Reflexión diaria
Participas en ese alimento de su divina sustancia.
Dice: Yo soy el pan vivo que bajé del cielo Jn 6,41. Pero la carne no bajó del cielo, esto es, la carne la tomó de la Virgen en la tierra. ¿Cómo, pues, bajó pan del cielo, y pan vivo? Porque el mismo Señor nuestro Jesucristo participa al mismo tiempo de la divinidad y del cuerpo, y tú, que recibes la carne, participas en ese alimento de su divina sustancia.
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia
Los Sacramentos L.6 c.1 n.4
Reflexión diaria
El que tiene una herida busca la medicina.
Oyes que cuantas veces se ofrece el sacrificio, se significa la muerte del Señor, la resurrección del Señor, la ascensión del Señor y la remisión de los pecados; ¿y no recibes cada día este pan de vida? El que tiene una herida busca la medicina. Hay herida porque estamos bajo el pecado; la medicina es el celestial y venerable sacramento.
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia
Los Sacramentos L.5 c.4 n.25
Reflexión diaria
Danos hoy el el Pan nuestro de cada día.
Si es pan cotidiano, ¿por qué lo has de tomar de año en año…? Recibe todos los días lo que todos los días te aproveche. Vive de manera que merezcas recibirlo cada día. El que no merece recibirlo cada día, no merece recibirlo de año en año.
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia
Los Sacramentos L.5 c.4 n.25
Reflexión diaria
Tienes el manjar apostólico; cómelo, y no desfallecerás.
Dice a sus discípulos: Dadles vosotros de comer, no sea que desfallezcan en el camino Mt 14,16. Tienes el manjar apostólico; cómelo, y no desfallecerás. Come de él antes, para venir después al manjar de Cristo, al manjar del cuerpo del Señor, al banquete del sacramento, a aquel cáliz con el que se embriaga el afecto de los fieles; para que te vista con la alegría del perdón de los pecados, te quite los cuidados de este siglo, el miedo de la muerte, las preocupaciones. Con esta embriaguez no titubea el cuerpo, sino que resurge; el espíritu no queda confundido, sino consagrado.
San Ambrosio
Doctor de la Iglesia
Sermón 15 n.28
Reflexión diaria
El Cordero inmolado con que nos alimentamos todos los días.
Hay también quienes se hacen ovejas de los manjares. Nuestro Señor Jesucristo es bueno porque se ha hecho oveja de nuestro banquete. ¿Preguntas cómo se hizo? Oye al que dice: Nuestra Pascua, Cristo, ha sido inmolado 1 Cor 5,7, y considera cómo nuestros padres, en figura, despedazando el cordero, lo comían, significando la Pasión del Señor Jesús, con cuyo sacramento nos alimentamos todos los días.
San Ambrosio
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Mi manjar es el que conforta el corazón del hombre.
…Ya para mi saciedad no espero las cosechas anuales, Cristo se me sirve todos los días. No temeré que algún mal temporal del cielo o esterilidad de campo me lo disminuya, con tal que persevere la diligencia del culto piadoso. Ya no deseo que desciendan para mí las lluvias de codornices que antes admiraba Ex 16,13; ni el maná que prefería antes a todos los manjares Jn 6,31.49. Mi manjar es aquel que, el que lo comiere, no tendrá hambre Jn 6,35. Mi manjar es el que no aumenta el cuerpo, sino que conforta el corazón del hombre.
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia
Sermón 18 n.26
Reflexión diaria
La Carne de Dios es manjar para mí y la Sangre de Dios es bebida para mí.
Soy recibido al honor de la mesa celestial; para mis manjares no hace falta la lluvia, no se rotura la tierra, no dan fruto los árboles; para mi bebida no hay que buscar ríos ni fuentes. Cristo es para mí comida, Cristo para mí bebida: la Carne de Dios es manjar para mí y la Sangre de Dios es bebida para mí…
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia
Sermón 18 n.26
Reflexión diaria
Comí mi pan con mi miel, y bebí vino con mi leche.
¿Quién más noble que Cristo, que el convite de su Iglesia él mismo sirve y es servido? Échate sobre el costado de este convidado recostado, y únete a Dios; no muestres disgusto de la mesa que Cristo escogió, diciendo: Entré en mi huerto, esposa, hermana mío; vendimié la mirra con mis aromas, comí mi pan con mi miel, y bebí vino con mi leche* Cant 5,1.
San Ambrosio
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Venid y comed mis panes y bebed el vino que os he mezclado.
¿Quieres comer?, ¿quieres beber? Ven al banquete de la sabiduría, que invita a todos con gran voz diciendo: Venid y comed mis panes y bebed el vino que os he mezclado Prov 9,5. ¿Te deleitan los cánticos que entretienen al que come? Oye a la Iglesia, que exhorta y canta no sólo en sus himnos, sino en el Cantar de los Cantares: Comed, mis allegados, y bebed y embriagaos, hermanos míos** Catn 5,1. Pero esta embriaguez hace sobrios; esta es embriaguez de gracia, no de borrachera. Produce alegría, no vacilación.
San Ambrosio
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
La palabra de Cristo es la que realiza el sacramento.
Mi alimento es la carne de Dios, mi bebida es la sangre de Dios. Tal vez dices: Mi pan es común. Pero este pan es pan antes de las palabras sacramentales; cuando se añade la consagración, el pan se hace carne de Cristo. ¿Y cómo puede ser que el pan sea cuerpo de Cristo? Esta consagración ¿con cuáles palabras se realiza y de quien son estas expresiones? Del Señor Jesús. Porque todo lo demás que se dice antes, son palabras del sacerdote. Pero, cuando llega el momento de efectuar el venerable sacramento, el sacerdote ya no pronuncia sus palabras, sino las de Cristo. Luego la palabra de Cristo es la que realiza el sacramento.
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia
De sacramentis IV, 5,24
Sobre los oficios de los ministros IV, 4,14
Reflexión diaria
El sacerdote deja de hablar por sí mismo.
¿Cómo es que sucede el cambio del pan en el Cuerpo de Cristo? Es por medio de la Consagración. ¿Con qué palabras se logra la Consagración? Es con las palabras de Jesús. Cuando llega el momento de lograr este Sagrado Misterio, el sacerdote deja de hablar por sí mismo; entonces habla por la persona de Jesús.
San Ambrosio
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Se sentían como embargados de un santo temor y profundamente conmovidos.
Cuando San Ambrosio celebraba el Santo Sacrificio de la Misa, según refiere Cesáreo, y concluido el Evangelio, se volvía al pueblo, y después de haber exhortado a los fieles a un recogimiento profundo, les ordenaba que guardasen el más riguroso silencio, y así consiguió que no solamente pusiesen un freno a su lengua, no pronunciando la menor palabra, sino, lo que aún es más admirable, que se abstuviesen de toser y de moverse con ruido. Estas prescripciones se cumplían con exactitud, y por eso todos los que asistían a la Santa Misa se sentían como embargados de un santo temor y profundamente conmovidos, de manera que conseguían muchos frutos y aumento de gracia.
San Leonardo de Porto Maurizio
Reflexión diaria
No hemos de dudar que hay siempre Ángeles presentes.
¡Ojalá quisiera Dios que cuando quemamos el incienso sobre nuestros altares, y ofrecemos el sacrificio, se descubriesen visiblemente los Ángeles, como le sucedió a Zacarías! No hemos de dudar que hay siempre Ángeles presentes cuando se presenta el mismo Jesucristo, cuando es sacrificado Jesucristo.
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia
Comentario al Evangelio de San Lucas, 1, 95
Reflexión diaria
El remedio de nuestra necesidad cotidiana.
La Eucaristía es el remedio de nuestra necesidad cotidiana.
San Ambrosio
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
La medicina celestial es el venerable sacramento de la Eucaristía.
Si el pan es cotidiano, ¿por qué esperas un año para que lo recibas, como acostumbran a hacerlo los griegos en Oriente? Recibe cada día lo que te aprovecha cada día. Vive de tal modo que, cada día merezcas recibirlo. Quien no merece recibirlo cada día, no merece recibirlo después de un año. Por tanto, oyes decir que cada vez que se ofrece el sacrificio se significa la muerte del Señor, la Resurrección del Señor, la Ascensión del Señor y la remisión de los pecados, ¿y no recibes este pan de vida cada día? El que tiene una herida busca la medicina. La herida es para nosotros, estar bajo el pecado; la medicina celestial es el venerable sacramento.
San Ambrosio de Milán
Doctor de la Iglesia
Los sacramentos n. 5, 4, 25: BPa 65, 124