Reflexión diaria
Oblación pura.
Únicamente la Iglesia presenta esta oblación pura al Creador, ofreciéndole con acción de gracias lo que proviene de su creación.
San Ireneo de Lyon
Reflexión diaria
Ser lo que Él mismo es.
Cristo Nuestro Señor, por su inmenso amor, se hizo lo que somos para perfeccionarnos hasta ser lo que Él mismo es.
San Ireneo de Lyon
Reflexión diaria
Perciben la palabra de Dios y se hace Eucaristía.
Mezclado el cáliz y hecho el pan perciben la palabra de Dios y se hace Eucaristía del cuerpo y sangre de Cristo.
San Ireneo
Reflexión diaria
La Iglesia lo ofrece a Dios en todo el mundo.
Cristo tomó el pan y dio gracias diciendo: Esto es mi Cuerpo, e igualmente tomó el cáliz y manifestó ser su Sangre, y mostró la oblación nueva del Nuevo Testamento, que recibida de los apóstoles, ofrece a Dios la Iglesia en todo el mundo.
San Ireneo
Reflexión diaria
Resurrección a la gloria de Dios Padre.
Nuestros cuerpos nutridos de la Eucaristía y sepultados en la tierra y resueltos en ella resucitarán a su tiempo otorgándoles el Verbo de Dio la resurrección a la gloria de Dios Padre.
San Ireneo de Lyon
Reflexión diaria
Esperanza de la resurrección.
Nuestros Cuerpos que reciben la Eucaristía ya no son corruptibles, porque tienen la esperanza de la resurrección.
San Ireneo de Lyon
Reflexión diaria
La Acción de Gracias por excelencia.
La Santa Misa Nos libra de ser ingratos para con Dios.
San Ireneo de Lyon
Reflexión diaria
El fruto propio de la Eucaristía.
Cristo Nuestro Señor, por su inmenso amor, se hizo lo que somos para perfeccionarnos hasta ser lo que Él mismo es.
San Ireneo de Lyon
Reflexión diaria
Nuestros cuerpos, alimentados con la Eucaristía, resucitarán.
Así como el pan y el vino, recibida la palabra de Dios se hacen Eucaristía, es decir, Cuerpo y Sangre de Cristo, así también nuestros cuerpos, alimentados con la Eucaristía, resucitarán a su debido tiempo para gloria de Dios Padre.
San Ireneo de Lyon
Contra los herejes V, 2, 3
Reflexión diaria
La Eucaristía germen de la resurrección.
Así como el pan y el vino, recibida la palabra de Dios, se hacen Eucaristía, es decir, Cuerpo y Sangre de Cristo, así también nuestros cuerpos, alimentados con la Eucaristía, resucitarán a su debido tiempo para gloria de Dios Padre.
San Ireneo de Lyon
Contra los herejes V, 2,3
Reflexión diaria
La Eucaristía germen de la resurrección.
Así como el pan y el vino, recibida la palabra de Dios se hacen Eucaristía, es decir, Cuerpo y Sangre de Cristo, así también nuestros cuerpos, alimentados con la Eucaristía, resucitarán a su debido tiempo para gloria de Dios Padre.
San Ireneo de Lyon
Contra los herejes V, 2,3
Reflexión diaria
¿Por qué el Verbo se hizo carne?
El Verbo se encarnó para hacernos “partícipes de la naturaleza divina” (2 P 1, 4): “Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios” (San Ireneo de Lyon). “Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios” (San Atanasio de Alejandría). “El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres” (Santo Tomás de Aquino).
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 460
Reflexión diaria
Los bienes de valor infinito de la Santa Misa.
“En la Santa Misa se elevan oraciones por los allí presentes y por todos los que viven en el mundo, especialmente por los creyentes”. (San Ireneo)
“Si supiéramos lo que ganamos con una Santa Misa, nos moriríamos de emoción”. (Santo Cura de Ars)
Reflexión diaria
¿Por qué el Verbo se hizo carne?
El Verbo se encarnó para hacernos “partícipes de la naturaleza divina” (2 P 1, 4): “Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios” San Ireneo de Lyon. “Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios” San Atanasio de Alejandría. “El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres” Santo Tomás de Aquino.
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 460