Reflexión diaria
Luis María Martínez
En los altares de la Eucaristía siempre, porque en ellos perpetúa su sacrificio, el Padre complacido recibe el perfume de gloria que se eleva hacia él de la tierra, en todos los instantes, realizándose lo que dijo el profeta: “Desde la salida del sol hasta su ocaso, en todo lugar se ofrece a mi Nombre una Oblación inmaculada, porque mi Nombre es grande entre las Naciones”. ¡Cómo descansa Jesús en ese sacrificio perenne que se ofrece a cada instante en nuestros altares!
Siervo de Dios Mons. Luis María Martínez
Divino Descanso
Reflexión diaria
Luis María Martínez
Puede decirse que los inmensos deseos del Corazón de Jesús quedaron colmados en el Calvario y, por consiguiente que ese Corazón descansó en la Cruz.
Pero ese descanso fue tan cumplido, de tal suerte el sacrificio de Jesús satisfacía sus anhelos, glorificaba a su Padre y hacía bien a las almas, que Jesús quiso que ese sacrificio fuera inmortal, y en los tesoros de su sabiduría, de su omnipotencia y de su amor encontró la manera misteriosa de que su sacrificio continuara en la Eucaristía y en las almas. Y puesto que en esas dos formas es perenne el sacrificio de Jesús, en la Eucaristía y en las almas descansa constantemente el Corazón divino.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martínez
Divino Descanso
Reflexión diaria
El sacramento de la pureza.
Su doctrina es santa; su moral es purísima; su cruz, manantial de pureza; su Iglesia, un campo de azucenas; sus sacramentos fuente de pureza y su Eucaristía, el sacramento de la pureza, el Pan que nutre a las almas con pureza celestial, el vino que engendra vírgenes.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martínez
Divino Descanso
Reflexión diaria
El Sacramento de la pureza y de la virginidad.
Todo lo que acerca a Jesús purifica nuestra alma, sobre todo la divina Eucaristía que es el Sacramento de la pureza y de la virginidad.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martínez
Divino Descanso
Reflexión diaria
Y puesto que Él me dio su Eucaristía…
La de Jesús fue fruto de un amor infinito y de un sacrificio inefable “el del Cenáculo y el de la Cruz”; para nosotros, el amor y el sacrificio producirán nuestra eucaristía, como lo dije en aquel soneto que termina:
mi amor no fuera amor, si no le diera,
por un milagro de dolor, la mía…”
Siervo de Dios Mons. Luis María Martinez
Reflexión diaria
Nos amó así por la divina unidad de su pureza.
Ese amor y ese sacrificio de Jesús en la Eucaristía suponen su pureza divina. Nos amó así, se nos dio así, se inmoló así por nosotros, por la divina unidad de su pureza.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martínez
Reflexión diaria
Convertirnos en eucaristía viviente.
Vivir en su unión, darnos a Él sin medida, inmolarnos por su amor es convertirnos en eucaristía viviente.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martinez
Reflexión diaria
Para unirse a nosotros de manera inefable.
Para unirse a nosotros de manera inefable y dársenos sin medida e inmolarse a cada instante por nuestro amor, instituyó la Eucaristía por la que Él se hace nuestro compañero, nuestra vida y nuestro rescate.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martinez
Reflexión diaria
Vivir la vida de Cristo no es otra cosa que reproducir sus misterios.
Ahora bien, vivir la vida de Cristo no es otra cosa que reproducir sus misterios. Los misterios de la vida de Cristo, como hechos históricos, pasaron; pero como disposiciones del alma de Jesús, no han pasado, las conserva Cristo en al Eucaristía y las conserva sobre todo en el cielo. Y esas disposiciones íntimas del Corazón de Cristo son el alma, son lo esencial, son lo íntimo de todos sus misterios.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martínez
Reflexión diaria
Cuántos velos le cubren a mis ojos.
Cuántos velos le cubren a mis ojos, ¡el conopeo, el sagrario, el copón, las especies eucarísticas…! A través de todos esos velos, vislumbro su Humanidad sacratísima llena de encanto, de majestad, de belleza, de armonía. Y siento que esa maravilla es apenas el joyel precioso que encierra el inenarrable tesoro, la Divinidad que la penetra y la llena con su plenitud divina.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martinez
Reflexión diaria
Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy.
Así es el amor sacerdotal que realiza en el altar el prodigio eucarístico. En la Misa podemos repetir, como un eco audaz, las palabras del Padre: “Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy”.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martinez
Reflexión diaria
¡Dentro de mí está la pureza infinita y la suprema bendición.!
Tenía en mis manos la Custodia; cerca de mis ojos la Hostia Santa. Y mi alma se llenó de luz. Si dentro de mí está la pureza infinita y la suprema bendición, ¿cómo no se han de difundir en torno mío la pureza y las bendiciones? Pero ese tesoro del cielo está escondido en un vaso de miserias; ¡bendito sea Dios que así es! ¡Benditas esas miserias que me cubren con un velo lo divino que me deslumbraría! No podría vivir sin ellas, porque son la paz de mi vida, el imán con que atraigo al Señor y lo que hace posible vivir en la tierra llevando en el alma la vida de Dios.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martinez
Reflexión diaria
La Eucaristía de Jesús encierra en germen
Al decir Jesús Esto es mi Cuerpo… ésta es mi Sangre… no sólo hablaba -pienso yo- de su Cuerpo y de su Sangre reales, sino también de su Cuerpo y de su Sangre místicos; nosotros somos su Cuerpo y su Sangre. La Eucaristía de Jesús encierra en germen “nuestra eucaristía”, porque, como dijo San Pablo todos somos una sola cosa con él. Pienso que al hacer la transformación eucarística, Jesús soñaba en nuestras místicas transformaciones; y al ofrecer su divina oblación, pensaba en nuestras oblaciones. La Eucaristía de Jesús encierra y produce “nuestra eucaristía”…
Siervo de Dios Mons. Luis María Martinez
Divina Obsesión
Reflexión diaria
En verdad es justo y necesario.
En verdad, la Eucaristía es acción de gracias, como lo indica su nombre; y el tema de la Misa, es de los tiempos apostólicos, ha sido ese precisamente, la acción de gracias: En verdad es justo y necesario… darte darte gracias siempre y en todo lugar…. Pero con la Eucaristía de Jesús, debemos juntar “nuestra eucaristía”, como decía en aquel soneto que termina:
por un milagro de dolor la mía…”
Siervo de Dios Mons. Luis María Martinez
Divina Obsesión
Reflexión diaria
Los mismo sentimientos de Cristo Jesús.
Al ofrecer nosotros el Sacrificio del altar, podemos de tal modo penetrarnos del misterio que realizamos, ponernos de tal suerte al unísono del Corazón de Jesús y realizar aquello de San Pablo Tened los mismo sentimientos de Cristo Jesús; que lo ofrezcamos y nos ofrezcamos con él. Entonces nuestro sacerdocio llegará a su perfección, porque unirá a sí su complemento: el sacerdocio místico; porque es reproducción íntegra -en cuanto posible- del Sacerdocio de Jesús; porque llega a la unidad.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martinez
Divina Obsesión