Reflexión diaria
Es la voz misma de Jesús.
La lectura del Evangelio durante la misa es como vivir la escena en la que vemos a Jesús en Cafarnaúm cuando el Evangelio dice: Y enrollando el libro se lo devolvió al ministro, se sentó (…) y comenzó a decirles… ¿Por qué es la misma escena? Porque después de haber leído el rollo de la Antigua Ley, pasamos a escuchar a Jesús. Pero recordemos que es la misma voz del Galileo la que nos lee el rollo de la Antigua Ley.
José Antonio Fortea Cucurull
Las aguas vivas que borbotean
Reflexión diaria
Éste es el milagro más querido por Jesús.
Si en la calle voy adorando a Cristo en mi seno, Él seguirá conmigo. … estamos hablando del Dios de los milagros. Si Jesús sanó tantas enfermedades, si hizo tantos prodigios, ¿abandonará al que no quiere dejarle? Éste es el milagro más querido por Jesús. Éste es el milagro que querría que le pidieran todos los seres humanos: que prolongue su presencia en nosotros tras la comunión.
José Antonio Fortea Cucurull
Las aguas vivas que borbotean
Reflexión diaria
Permaneced en mi Amor.
Estoy íntimamente convencido de que la presencia eucarística continúa si un fiel, mucho después de la comunión, cuando sale a la calle, sigue manteniendo de forma continua e ininterrumpida la presencia de Dios, perseverando en pensar que Dios ha entrado en su cuerpo y que permanece dentro de él.
José Antonio Fortea Cucurull
Las aguas vivas que borbotean
Reflexión diaria
El milagro más grande.
Jesús hizo, durante su vida en la tierra, muchísimos milagros. ¿Después de realizar el gran milagro de la transustanciación, no va a realizar uno menor de prolongar el tiempo de permanencia en el cuerpo de alguien que desea estar con Él de todo corazón? ¿Después de realizar el milagro más grande, no va a realizar el milagro menor? ¿Después de realizar el milagro más grande de aparecer donde no estaba, no va a hacer el milagro más pequeño de alargar un poco su permanencia? Jesús ha venido al altar porque desea estar con nosotros. Tiene inmensas ansias de estar con nosotros.
José Antonio Fortea Cucurull
Las aguas vivas que borbotean
Reflexión diaria
Que ocurra según tu fe
Presentarnos ante Jesús es algo que debemos hacer con la fe que tenía el ciego al que Jesús le dijo: Que ocurra según tu fe Mt 9, 29. También ahora, sacerdote, puede ocurrir contigo según tu fe. ¡Lo mismo ahora! También tú eres ciego para las cosas de Dios, y padeces flujos de sangre. La sangre es la vida, y pierdes la vida por las heridas de tus vicios.
José Antonio Fortea Cucurull
Las aguas vivas que borbotean
Reflexión diaria
Tu fe te ha salvado.
Ojalá le toquemos de tal manera que Él nos pueda decir: Tu fe te ha salvado. Ve en paz (Lc 8, 48). Si a esa mujer le ocurrió la curación de su cuerpo con solo tocar el borde de su manto, cuánto más debería sucederte a ti que comes su Cuerpo y bebes su Sangre Santísima.
P. José Antonio Fortea Cucurull
Las aguas vivas que borbotean
Reflexión diaria
¡Voy a tocar a Jesús!
Recuerda, presbítero, puedes tocar físicamente a Jesús cada día sin que tu espíritu realmente lo toque. Del mismo modo que puedes oir cada día las lecturas de la liturgia de la Palabra, sin que realmente tu espíritu escuche a Dios.
P. José Antonio Fortea Cucurull
Las aguas vivas que borbotean
Reflexión diaria
Sólo una le tocó con el espíritu.
…En ese momento, mucha gente tocaba físicamente a Jesús, pero sólo una persona le tocó con fe, devoción y adoración. Sólo una le tocó con el espíritu. Lo mismo le puede pasar al sacerdote en la misa: puede estar tocándolo muchas veces con sus manos y sólo con sus manos, no con el espíritu…
P. José Antonio Fortea Cucurull
Las aguas vivas que borbotean
Reflexión diaria
A ver si logro tocar a Jesús.
Aproximándose al momento de la transustanciación, el sacerdote puede decirse a sí mismo: A ver si logro tocar a Jesús. Es decir, puede sentirse como la mujer del Evangelio de Lucas que padecía flujos de sangre cuando se aproximaba a Nuestro Señor. Por supuesto que el presbítero va a tocar el Cuerpo de Cristo como parte del ritual. Pero también mucha gente tocaba a Jesús en ese momento: Maestro, la multitud te aprieta y oprime Lc 8, 45. Y, sin embargo, Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado?…
P. José Antonio Fortea Cucurull
Las aguas vivas que borbotean