Reflexión diaria
En unión con todas las Misas que se celebran a través del mundo.
Padre Eterno, yo te ofrezco la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, en unión, con todas las Misas que hoy se celebran a través del mundo, por las Benditas Almas del Purgatorio.
Oración de Santa Gertrudis
Reflexión diaria
La Eucaristía es Él.
La Iglesia renueva sin cesar su fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Porque de eso estamos hablando: de una persona, de un ser vivo, y no de una cosa o una idea. La Eucaristía es Él. Y todos, en la Iglesia, vivimos por Él, con Él y gracias a Él, y soñando con unirnos algún día plenamente a Él. O al menos, así debería ser.
Anónimo
Reflexión diaria
Hijo mío te ofrezco todas las amarguras de mi Pasión.
“Hijo mío, mira, te ofrezco todas las amarguras de mi Pasión, para que las hagas tuyas y me las ofrezcas en retorno.” Por consiguiente, si tú dices: “Oh Jesús, os ofrezco vuestra dolorosa Pasión”, Él te responderá: “Hijo mío, yo doblo su valor”. Y si prosigues: “Oh Jesús, os ofrezco vuestra Sangre”, Él te responderá: “En cambio yo, hijo mío, te lavo con ella dos veces.”
Santa Matilde
Reflexión diaria
En unión con todas las Misas que se celebran a través del mundo.
Padre Eterno, yo te ofrezco la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, en unión, con todas las Misas que hoy se celebran a través del mundo, por las Benditas Almas del Purgatorio.
Oración de Santa Gertrudis
Reflexión diaria
El alimento de la Eucaristía.
La Eucaristía es alimento para vivir siempre en Cristo Jesús.
San Ignacio de Antioquía
Carta a los Efesios 20, 2
Reflexión diaria
En todas las Santas Misas o altares, me ofrecía a Dios Padre.
En todas las Santas Misas o altares, me ofrecía a Dios Padre, en unión con su divino Hijo, para los altísimos fines que este divino Señor se ofrece. Y, no sólo en todas las Santas Misas, sino también en todos los Sagrarios y Tabernáculos, donde yace Jesús sacramentado, reservado o expuesto a la veneración de los fieles, me ofrecía a Dios Padre en unión suya.
Venerable Ángeles Sorazu
Autobiografía Espiritual
Reflexión diaria
¡Acudamos a Jesús en la elevación!
Si no tenemos a quien acudir en asuntos de importancia, imploremos luz del poder y amor de Jesús Sacramentado, en la Santa Misa, durante la elevación.
San Juan Bosco
Reflexión diaria
Por Cristo con Él y en Él.
Los coros de la Iglesia militante, se unen y se juntan con Nuestro Señor, en este divino acto, para cautivar en Él, con Él y por Él, el corazón de Dios Padre, y para hacer enteramente nuestra su misericordia. ¡Qué dicha experimenta el alma al unir sus afectos a un bien tan precioso y deseable!
San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia
Introducción a la Vida Devota
Reflexión diaria
Me entrego por completo a Ti para que te hagas dueño de todo mi ser.
¡Oh Señor Jesús! Tienes poder para atraerme enteramente a Ti, para transformarme en Ti. Me entrego por completo a Ti para que te hagas dueño de todo mi ser, de toda mi actividad, para que yo no viva sino de Ti, por Ti y para Ti.
Beato Dom Columba Marmión
Jesucristo, vida del alma
Reflexión diaria
Que os améis como Yo os he amado.
Para amar como Jesús nos amó debemos dejarnos transformar totalmente por Él, para que así, transformados en Cristo, amemos como Él amó y entonces, con toda propiedad, nuestra vida entera sea un continuo “por Cristo, con Él y en Él…”
Esta transformación solamente puede realizarla el Espíritu Santo por medio de la Eucaristía, que nos transforma en Aquél que recibimos.
P. Pedro Rubio hdv
Reflexión diaria
Cristo sigue presente entre nosotros.
De modo especial Cristo sigue presente entre nosotros, en esa entrega diaria de la Sagrada Eucaristía. Por eso la Santa Misa es centro y raíz de la vida cristiana. En toda Santa Misa está siempre el Cristo Total, Cabeza y Cuerpo. Per Ipsum, et cum Ipso et in Ipso (por Cristo, con Él y en Él). Porque Cristo es el Camino, el Mediador: en Él, lo encontramos todo; fuera de Él, nuestra vida queda vacía. En Jesucristo, e instruidos por Él, nos atrevemos a decir: Padre nuestro. Nos atrevemos a llamar Padre al Señor de los cielos y de la tierra. La presencia de Jesús vivo en la Hostia Santa es la garantía, la raíz y la consumación de su presencia en el mundo.
San Josemaría Escrivá de Balaguer
Es Cristo que pasa, 102
Reflexión diaria
La Eucaristía es Dios con nosotros.
La Eucaristía es Dios con nosotros, es Dios en nosotros, es Dios que se da perennemente a nosotros, para amar, adorar, abrazar y poseer.
San Beato Charles de Foucauld
Reflexión diaria
La oración, unida al Santo Sacrificio de la Misa, tiene una indecible fuerza.
La oración, unida con este divino Sacrificio (Santa Misa), tiene una indecible fuerza, de modo que por este medio abunda el alma de celestiales favores, como apoyada sobre su amado, el cual la llena tanto de olores y suavidades espirituales…, que parece una columna de humo producida de las maderas aromáticas de mirra y de incienso y de todos los polvos que usan los perfumadores, como se dice en los Cantares.
Procura, pues, con toda diligencia, oír todos los días Misa para ofrecer con el sacerdote el sacrificio de tu Redentor a Dios, su Padre, por ti y por toda la Iglesia. Allí están presentes muchos ángeles, como dice San Juan Crisóstomo, para venerar este santo misterio; y así, estando nosotros con ellos y con la misma intención, es preciso que con tal compañía recibamos muchas influencias propicias. En esta acción divina se vienen a unir a nuestro Señor los corazones de la Iglesia triunfante y los de la Iglesia militante, para prendar con Él, en Él y por Él, el corazón de Dios Padre, y apoderarse de toda su misericordia. ¡Oh, qué felicidad es para un alma contribuir devotamente con sus afectos a un bien tan necesario y apetecible!
San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
En la Eucaristía somos comidos por Cristo.
La Eucaristía es un banquete en el que comemos con Cristo, comemos a Cristo, y somos comidos por Cristo.
San Agustín de Hipona, Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
La Eucaristía une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la creación.
La Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo. Ella une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la creación.
El Hijo de Dios se ha hecho hombre, para reconducir todo lo creado, en un supremo acto de alabanza, a Aquél que lo hizo de la nada.
De este modo, Él, el sumo y eterno Sacerdote, entrando en el santuario eterno mediante la sangre de su Cruz, devuelve al Creador y Padre toda la creación redimida. Lo hace a través del ministerio sacerdotal de la Iglesia y para gloria de la Santísima Trinidad.
Verdaderamente, éste es el mysterium fidei que se realiza en la Eucaristía: el mundo nacido de las manos de Dios creador retorna a Él redimido por Cristo.
San Juan Pablo II
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia