Reflexión diaria
Fines y efectos de la Santa Misa.
El Santo Sacrificio de la Misa rinde a Dios una adoración absolutamente digna de Él, rigurosamente infinita. Este efecto lo produce siempre, infaliblemente, ex opere operato (que confiere la gracia por propia e íntima eficacia), aunque celebre la Misa un sacerdote indigno y en pecado mortal. La razón es porque este valor latréutico o de adoración depende de la dignidad infinita del Sacerdote principal que lo ofrece, que es Cristo mismo, y del valor de la Víctima ofrecida, que igualmente es el mismo Cristo.
Con la Santa Misa le damos a Dios todo el honor que se le debe en reconocimiento de su soberana grandeza y supremo dominio; y esto del modo más perfecto posible, en grado rigurosamente infinito.
En retorno de esta incomparable glorificación, Dios se inclina amorosamente a sus criaturas. De ahí procede el inmenso valor de santificación que encierra para nosotros el santo sacrificio del altar.
Por consiguiente: ¡Qué tesoro el de la Santa Misa! ¡Y pensar que muchos cristianos—la mayor parte de las personas devotas—no han caído todavía en la cuenta de ello, y prefieren sus prácticas rutinarias de devoción a su incorporación a este sublime sacrificio, que constituye el acto principal de la religión y del culto católico!
P. Antonio Royo Marín O.P.
Reflexión diaria
Fines y efectos de la Santa Misa.
La Santa Misa, como reproducción que es del sacrificio redentor de Cristo, tiene los mismos fines y produce los mismos efectos que el sacrificio de la cruz. Helos aquí:
1. Adoración.
2. Reparación.
3. Petición.
4. Acción de Gracias.
P. Antonio Royo Marín O.P.
Reflexión diaria
La Santa Misa es el mismo sacrificio de Cristo en la cruz.
Nociones Dogmáticas:
1. La Santa Misa es sustancialmente el mismo sacrificio de la cruz, con todo su valor infinito: la misma Víctima, la misma oblación, el mismo Sacerdote principal. No hay entre ellos más que una diferencia accidental: el modo de realizarse (cruento en la cruz, incruento en el altar).
2. La Santa Misa, como verdadero sacrificio que es, realiza propísimamente las cuatro finalidades del mismo: adoración, reparación, petición y acción de gracias.
3. El valor de la Santa Misa es en sí mismo rigurosamente infinito. Pero sus efectos, en cuanto dependen de nosotros, no se nos aplican sino en la medida de nuestras disposiciones interiores.
P. Antonio Royo Marín O.P.