Reflexión diaria
Donde está tu tesoro ahí está tu corazón.
Jesucristo dice: donde cada uno tiene su tesoro, allí tiene su corazón. Por eso los santos no estiman ni aman otro tesoro que a Jesucristo; todo su corazón y todo su afecto lo tienen en el Santísimo Sacramento.
San Alfonso María de Ligorio
Doctor de la Iglesia
Visitas al Santísimo Sacramento, 6
Reflexión diaria
La Santa Eucaristía es la continuación de la Encarnación de Cristo.
La Santa Eucaristía es la continuación de la Encarnación de Cristo sobre la tierra. El misterio de la Eucaristía nos da la alegría de tener una navidad cada día. Cuando nosotros venimos al Santísimo Sacramento es como si viniéramos a Belén, un nombre que significa la casa del pan.
Santa Teresa de Calcuta
Reflexión diaria
Nos unimos a Cristo tal como Él es.
La Eucaristía es Sacramento de unión, como lo indica el mismo vocablo Comunión. Cristo viene a nosotros para unirnos a Él. Unir es hacer de dos cosas una sola. Y nosotros nos unimos a Cristo tal como Él es.
Beato Dom Columba Marmión
Jesucristo, vida del alma
Reflexión diaria
Fortaléceme, purifícame, hazme como Dios.
En la Sagrada Comunión, Jesús se da a mí y se hace mío, todo mío, en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad: “Yo soy tu dueña.”
Jesús, Alimento de las almas fuertes, fortaléceme, purifícame, hazme como Dios.
Santa Gemma Galgani
Reflexión diaria
La Sangre de un Dios circula por mis venas.
¿Qué puedo temer? Él, quien sostiene al mundo, está en mí. La Sangre de un Dios circula por mis venas: No temas, oh alma mía. El Señor del Universo te ha tomado en sus brazos, y quiere que descanses en Él.
Venerable Luisa M. Claret de la Touche
Reflexión diaria
El acto más saludable.
Asistir a la Santa Misa es unirse a Jesucristo; es, por tanto, para nosotros el acto más saludable. En ella recibimos las gracias del arrepentimiento y de la justificación, así como ayuda para evitar las recaídas.
San Pedro Julián de Eymard
Reflexión diaria
Los nombres del Banquete del Señor: G. Santa Comunión.
Dado que en la Santa Misa nos unimos con Cristo y por él unos con otros, se habla de la Santa Comunión (communio = comunidad, comunión).
YouCat, n. 212
Reflexión diaria
Acoger en la fe el don de la Eucaristía es acoger a Jesús mismo.
El primer anuncio de la Eucaristía dividió a los discípulos, igual que el anuncio de la pasión los escandalizó: “Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?”. La Eucaristía y la cruz son piedras de tropiezo. Es el mismo misterio, y no cesa de ser ocasión de división. “¿También vosotros queréis marcharos?”: esta pregunta del Señor resuena a través de las edades, como invitación de su amor a descubrir que sólo El tiene “palabras de vida eterna”, y que acoger en la fe el don de su Eucaristía es acogerlo a El mismo.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1336.
Reflexión diaria
En el Banquete Pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia.
Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura.
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1323
Reflexión diaria
En la Eucaristía somos comidos por Cristo.
La Eucaristía es un banquete en el que comemos con Cristo, comemos a Cristo, y somos comidos por Cristo.
San Agustín de Hipona, Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Dejemos que la verdad de la Eucaristía actúe eficazmente.
Vivir eucarísticamente consiste en dejar que las verdades eucarísticas actúen eficazmente.
Se trata de 3 sencillas verdades:
1. El Salvador está presente en el Santísimo Sacramento;
2. Él renueva diariamente su sacrificio de cruz en el altar;
3. Él quiere unir íntimamente junto consigo cada alma particular en la Santa Comunión.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) – Conferencia en Espira, Alemania 1930, Congreso Eucarístico Diocesano
Reflexión diaria
¿Cuáles son los frutos y efectos que recibimos en la Comunión?
A.- La Comunión acrecienta nuestra unión con Cristo.
“Recibir la Eucaristía en la comunión da como fruto principal la unión íntima con Cristo Jesús. En efecto, el Señor dice: ‘Quien come mi Carne y bebe mi Sangre habita en mí y yo en él’ (Jn 6, 56). La vida en Cristo encuentra su fundamento en el banquete eucarístico: ‘Lo mismo que me ha enviado el Padre, que vive, y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí’ (Jn 6, 57) “.
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1391
La Sagrada Eucaristía es capaz de producir por sí misma un aumento de gracia santificante mayor que cualquier otro sacramento, por contener al mismo Autor de la gracia. Por eso se puede decir que, al ser la gracia unión con Cristo, el fruto principal de la Eucaristía es la unión íntima que se establece entre quien recibe el sacramento y Cristo mismo.
Reflexión diaria
¿Para qué recibimos la Sagrada Comunión?
Recibimos a Jesús en la Sagrada Comunión para que alimente nuestras almas, nos una más a Cristo y a su Cuerpo Místico, la Iglesia; nos aumente la gracia, nos aparte del pecado, borre los pecados veniales y nos preserve de futuros pecados mortales, nos conceda nuevas fuerzas para que podamos vivir como hijos de Dios y nos dé la vida eterna (Cf. Jn 5, 24).
Mons. Salvador Piñeiro García-Calderón
Reflexión diaria
Asistir a la Santa Misa es unirse a Jesucristo.
Asistir a la Santa Misa es unirse a Jesucristo; es, por tanto, para nosotros el acto más saludable.
En ella recibimos las gracias del arrepentimiento y de la justificación, así como ayuda para evitar las recaídas.
En ella encontramos el soberano medio de practicar la caridad para con los demás, aplicándoles, no ya nuestros escasos méritos, sino los infinitos de Jesucristo, las inmensas riquezas que a nuestra disposición pone. En ella defendemos eficazmente la causa de las almas del purgatorio y alcanzamos la conversión de los pecadores.
La misa es para el cielo entero un motivo de gozo y produce a los santos un aumento de gloria exterior.
San Pedro Julián Eymard