Reflexión diaria
Sé sacrificio y sacerdote de Dios.
Así amonesta San Pedro Crisólogo: “Sé sacrificio y sacerdote de Dios; no pierdas lo que te dió la Divina Autoridad. Revístete de la estola de la santidad; cíñete con el cíngulo de la castidad; sea Cristo, velo sobre tu cabeza; esté la Cruz como baluarte sobre tu frente; pon en tu pecho el sacramento de la ciencia divina; quema siempre el perfume de la oración; aferra la espada del espíritu; haz de tu corazón como un alar y ofrece así seguro tu cuerpo como víctima a Dios… Ofrece la fe, de modo que sea castigada la perfidia; inmola el ayuno, para que cese la voracidad; ofrece en sacrificio la castidad, para que muera la lujuria; pon sobre el Altar la piedad, para que sea depuesta la impiedad; invita la misericordia, para que sea destruida la avaricia; y para que desaparezca la insensatez conviene inmolar la santidad; así tu cuerpo será tu hostia, si no está herido con algún dardo del pecado” Serm. CVIII: Migne-P.L. LII, 500, 01
S.S. Pio XII
Menti Nostrae
La Santidad de la vida sacerdotal
Reflexión diaria
Debemos procurar reproducir en el alma todo lo que se realiza sobre el Altar.
El Sacerdote debe procurar reproducir en su alma todo lo que se realiza sobre el Altar. Como Jesucristo se inmola a sí mismo, así su Ministro debe inmolarse con él; como Jesús expía los pecados de los hombres, así él, siguiendo el arduo camino de la ascética cristiana, debe alcanzar la propia purificación y la de los demás.
S.S. Pio XII
Menti Nostrae
La Santidad de la vida sacerdotal
Reflexión diaria
Un solo corazón y una sola alma en el Señor.
La Eucaristía, sacramento de la unidad, realiza la comunión de la Iglesia toda alrededor de un mismo Cristo. Cuanto más se unen las almas con Cristo, más se aproximan entre sí. Si los primitivos cristianos vivían en caridad fraterna tan perfecta, formando un solo corazón y una sola alma en el Señor Hc 4,32, lo debían a su unánime perseverancia en la oración Hc 1,14 y a la común participación en la fracción del pan Hc 2,42.
P. Marie Michel Philipon O.P
Los Sacramentos en la Vida Cristiana
Reflexión diaria
¿Quién preside la celebración eucarística?
¿Quién preside la celebración eucarística?
En realidad es Cristo mismo quien actúa en cada celebración eucarística. El Obispo y el Presbítero lo representan.
La fe de la Iglesia afirma que el celebrante está ante el altar in persona Christi capitis (latín = en la persona de Cristo cabeza). Esto quiere decir que los sacerdotes no sólo actúan en el lugar de Cristo o por su encargo, sino que, a causa de su consagración, es Cristo quien actúa a través de ellos como cabeza de la Iglesia.
YOUCAT 215
Reflexión diaria
En la Eucaristía la Iglesia se convierte en Iglesia.
La celebración de la Eucaristía es el centro de la comunidad cristiana. En ella la Iglesia se convierte en Iglesia.
No somos Iglesia porque colaboremos a su sostenimiento, porque nos llevemos bien unos con otros o porque casualmente hayamos caído en una comunidad, sino porque en la Eucaristía recibimos el Cuerpo de Cristo y continuamente somos transformados en el Cuerpo de Cristo.
YOUCAT 211
Reflexión diaria
La Eucarístía es la fuente y cima de toda la vida cristiana.
La Eucaristía es el centro misterioso de todos los sacramentos, porque el sacrificio histórico de Jesús en la Cruz se hace presente durante la transubstanciación de un modo oculto e incruento. De este modo la celebración eucarística es la fuente y cima de toda la vida cristiana Concilio Vaticano II, Lumen Gentium [LG 11]. A ella está orientado todo; más allá de ella no hay nada mayor que se pueda alcanzar.
Cuando comemos el pan partido, nos unimos con el amor de Jesús, que entregó por nosotros su cuerpo en la Cruz; cuando bebemos del cáliz, nos unimos con aquel que en su entrega derramó incluso su Sangre.
Nosotros no hemos inventado este rito. Jesús mismo celebró con sus discípulos la Última Cena y anticipó en ella su muerte; se dio a sus discípulos bajo los signos de pan y vino y exhortó a que, desde entonces, y después de su muerte, celebraran la Eucaristía: Haced esto en memoria mía 1 Cor 11,24.
YOUCAT 208
Reflexión diaria
En el domingo celebramos la Resurrección de Jesucristo
El domingo es el centro del tiempo cristiano, porque en el domingo celebramos la Resurrección de Jesucristo y cada domingo es una fiesta de Pascua en pequeño.
YOUCAT 187
Reflexión diaria
Cristo se nos da, para que nos demos a él.
En la Eucaristía Cristo se nos da, para que nos demos a él. Por así decir, extendemos a Cristo un cheque en blanco sobre nuestra vida. De este modo participamos en el sacrificio salvador y transformador de Cristo. Nuestra pequeña vida es elevada al reino de Dios. Dios puede vivir su vida en nuestra vida.
YOUCAT 180
Reflexión diaria
El motivo de la asistencia a la Santa Misa debe ser el amor.
El cristianismo es una vida, no un mero culto externo. El culto a Dios es necesario, pero no basta para ser buen cristiano. La asistencia a la Santa Misa es sobre todo un acto de amor de un hijo que va a visitar a su Padre: por eso el motivo de la asistencia a la Santa Misa debe ser el amor.
P. Jorge Loring S.I.
Reflexión diaria
Pero las cosas obligatorias hay que hacerlas con ganas y sin ganas.
Otros dicen que no van a la Santa Misa porque no les apetece, y para ir de mala gana, es preferible no ir. Si la Santa Misa fuera una diversión, sería lógico ir sólo cuando apetece. Pero las cosas obligatorias hay que hacerlas con ganas y sin ganas.
No todo el mundo va a clase o al trabajo porque le apetece. A veces hay que ir sin ganas, porque tenemos obligación de ir. Que uno fume o deje de fumar, según las ganas que tenga, pase. Pero el ir a trabajar no puede depender de tener o no ganas. Lo mismo pasa con la Santa Misa. Ojalá vayas a la Santa Misa de buena gana, porque comprendes que es maravilloso poder mostrar a Dios que le queremos, y participar del acto más sublime de la humanidad como es el sacrificio de Cristo por el cual redime al mundo.
P. Jorge Loring S.I.
Reflexión diaria
Aunque a veces no tengas ganas de ir.
Para que la Misa te sirva basta con que asistas voluntariamente, aunque a veces no tengas ganas de ir. La voluntad no coincide siempre con el tener ganas. Tú vas al dentista voluntariamente, porque comprendes que tienes que ir; pero puede que no tengas ningunas ganas de ir.
Algunos dicen que no van a Misa porque para ellos eso no tiene sentido. ¿Cómo va a tener sentido si tienen una lamentable ignorancia religiosa? A nadie puede convencerle lo que no conoce. A quien carece de cultura, tampoco le dice nada un museo. Pero una joya no pierde valor porque haya personas que no saben apreciarla. Hay que saber descubrir el valor que tienen las cosas para poder apreciarlas.
P. Jorge Loring S.I.
Reflexión diaria
Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo
Dijo Jesús: Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo. La Eucaristía es ese lugar, es esa manera misteriosa pero real, con la que Cristo se queda a lo largo de toda nuestra vida, con cada uno de nosotros.
P. Mariano de Blas LC
La Misa, la oración suprema del cristiano
Reflexión diaria
El poder del sacerdote alcanza su máximum de eficacia.
La Santa Misa es el instante privilegiado en el cual el poder del sacerdote alcanza su máximum de eficacia y el momento supremo en que la Iglesia del Verbo encarnado, en oración y adoración ante Dios, mantiénese concentrada alrededor de su Cristo en la unidad.
P. Marie Michel Philipon O.P
Los Sacramentos en la Vida Cristiana
Reflexión diaria
Nada en la tierra iguala a la omnipotencia mediadora del sacerdote en el altar.
La ofrenda de una Santa Misa es un acto más sublime que el gobernar a la Iglesia entera. Nada en la tierra iguala a la omnipotencia mediadora del sacerdote en el altar, al tener en sus manos a Cristo ofreciéndolo en sacrificio a la adorable Trinidad.
P. Marie Michel Philipon O.P
Los Sacramentos en la Vida Cristiana
Reflexión diaria
No encontré manera más propia.
¿Por qué llama la atención y hasta se duda de la Eucaristía, si es sólo un rasgo de mi amor íntimo y de su unidad? Todo un Dios no encontró manera más propia para manifestar su sed de acercamiento al hombre que bajar al mundo y quedarse en la Eucaristía sin dejar de ser divino.
Beata Concepción Cabrera de Armida
A Mis Sacerdotes; LXVII