Reflexión diaria
No rehusemos el recibir la Eucaristía.
Si amamos la vida eterna, si deseamos tener en nosotros al dador de la inmortalidad, no rehusemos el recibir la Eucaristía.
San Cirilo, Doctor de la Iglesia
Comentario a San Juan L.4 C.2
Reflexión diaria
¿No te parece más bien estar en el cielo?
Cuando ves al Señor inmolado yacer en el altar, al sacerdote inclinado hacia la víctima en ademán de orar, teñidos los oferentes de la preciosa sangre, ¿te pa- rece que estás en la tierra o entre hombres? ¿No te parece más bien estar en el cielo, libre de las concupiscencias de la carne, contemplando las celestiales maravillas?
San Juan Crisóstomo
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Fuente de perdón verdadero.
…Es el maná que comieron los israelitas y que no honraron; el maná que, caído del cielo, recogían, figura fué de este pan espiritual que ahora recibís. Tomad y comed de él todos; con este pan coméis mi cuerpo, fuente de perdón verdadero; Yo soy el Pan de la Vida Jn 6,48
San Efrén, Doctor de la Iglesia
Sermón 4 Nº 4
Reflexión diaria
Ningún sacrificio más excelente.
Ningún sacrificio más excelente, ni más útil, ni más agradable a su divina Majestad que el sacrificio de la Santa Misa en el que las llagas de nuestro Mediador, sus azotes y oprobios que sufrió por nosotros, se ofrecen nuevamente a su Padre quien viendo inmolar al que había enviado al mundo, concede el perdón a los pecadores, auxilio a los débiles y a los justos la vida eterna.
San Lorenzo Justiniano
Reflexión diaria
El principio de la inmortalidad.
Cuando nuestros cuerpos se unen al Cuerpo de Cristo, obtienen el principio de la inmortalidad, porque se unen a la inmortalidad.
San Gregorio de Nisa
Reflexión diaria
Acoger en la fe el don de la Eucaristía es acoger a Jesús mismo.
El primer anuncio de la Eucaristía dividió a los discípulos, igual que el anuncio de la pasión los escandalizó: “Es duro este lenguaje, ¿quién puede escucharlo?”. La Eucaristía y la cruz son piedras de tropiezo. Es el mismo misterio, y no cesa de ser ocasión de división. “¿También vosotros queréis marcharos?”: esta pregunta del Señor resuena a través de las edades, como invitación de su amor a descubrir que sólo El tiene “palabras de vida eterna”, y que acoger en la fe el don de su Eucaristía es acogerlo a El mismo.
Catecismo de la Iglesia Católica, 1336.
Reflexión diaria
La Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe.
Por la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos (cf 1 Co 15, 28).
La Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: “Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía confirma nuestra manera de pensar” (San Ireneo de Lyon).
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1326-1327
Reflexión diaria
La Eucaristía sabe a María Santísima.
La Eucaristía sabe a vida eterna y sabe a María, porque la carne que se nos da en la Eucaristía es carne tomada de María.
Sor Teresa Mª de Jesús Ortega, o.p.
Reflexión diaria
El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene Vida Eterna.
Quien se alimenta de Cristo en la Eucaristía no tiene que esperar el más allá para recibir la vida eterna: la posee ya en la tierra como primicia de la plenitud futura, que abarcará al hombre en su totalidad.
San Juan Pablo II
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia
Reflexión diaria
¿Cuáles son los frutos y efectos que recibimos en la Comunión?
F.- La Comunión es prenda de vida eterna.
De acuerdo a las palabras de Cristo en Cafarnaúm, la Eucaristía constituye un adelanto de la bienaventuranza celestial y de la futura resurrección del cuerpo: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna, y yo lo resucitaré, en el último día” (Jn 6, 54; cfr. Dz. 875).
Que es verdaderamente prenda de la gloria futura, lo canta la liturgia: “Oh sagrado banquete, en el que Cristo es nuestra comida, se celebra el memorial de su Pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura” (Himno, O Sacrum Convivium).
“Si la Eucaristía es el memorial de la Pascua del Señor y si por nuestra comunión en el altar somos colmados ‘de gracia y bendición’ (MR, Canon romano, 96: “Supplices te rogamus”), la Eucaristía es también la anticipación de la gloria celestial” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1402).