Reflexión diaria
La Sagrada Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia.
Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, a Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo. Así los hombres son invitados y llevados a ofrecerse a sí mismos, sus trabajos y todas las cosas creadas junto con Cristo.
Concilio Vaticano II, Presbyterorum Ordinis, n. 5
Reflexión diaria
La Santa Misa y la entrega personal.
Para meditar sobre la unidad que existe entre el Sacrificio de la Cruz y la Santa Misa, fijemos nuestra atención en la oblación interior que Cristo hace de sí mismo, con una total entrega y sumisión amorosa a su Padre.
La Santa Misa y el Sacrificio de la Cruz son el mismo y único sacrificio, aunque estén separados en el tiempo; se vuelve a hacer presente, no las circunstancias dolorosas y cruentas del Calvario, sino la total sumisión amorosa de Nuestro Señor a la voluntad del Padre.
Ese ofrecimiento interno de sí mismo es idéntico en el Calvario y en la Misa: es la oblación de Cristo. Es el mismo Sacerdote, la misma Víctima, la misma oblación y sumisión a la voluntad de Dios Padre; cambia la manifestación externa de esta misma entrega: en el Calvario, a través de la Pasión y Muerte de Jesús; en la Misa, por la separación sacramental, no cruenta, del Cuerpo y de la Sangre de Cristo mediante la transustanciación del pan y del vino.
P. Francisco Fernández Carvajal od
Meditación de “Hablar con Dios”; Cuaresma 4ª semana, jueves
Reflexión diaria
Los nombres del Banquete del Señor: A. Santo Sacrificio de la Misa.
El único sacrificio de Cristo, que completa y supera todos los sacrificios, se hace presente en la Eucaristía. La Iglesia y los creyentes se incluyen a sí mismos, con su entrega, en el sacrificio de Cristo. La palabra misa viene de la frase de despedida (al final de la Santa Misa) en latín, Ite missa est, ¡Id, sois enviados!
YouCat, n. 212
Reflexión diaria
“¡Ofreciéndonos como hostia viva…!”
Invocando la materna protección de María Santísima, pidamos que cada vez que participemos en la Eucaristía nos hagamos también testigos de la caridad, que responde al mal con el bien (cf. Rm 12,21), ofreciéndonos como hostia viva a quien amorosamente se entregó por nosotros. Caminemos a la luz de Cristo, que es el que puede destruir la tiniebla del error. Supliquémosle que, con el valor y la reciedumbre de los santos, lleguemos a dar una respuesta libre, generosa y coherente a Dios, sin miedos ni rencores. Amén.
Homilía del Santo Padre Benedicto XVI
Plaza de la Revolución José Martí, La Habana
Reflexión diaria
¿Qué sucede con la Iglesia cuando celebra la Eucaristía?
Cada vez que la Iglesia celebra la Eucaristía se sitúa ante la fuente de la que ella misma brota continuamente de nuevo: en la medida que la Iglesia “come” del Cuerpo de Cristo, se convierte en Cuerpo de Cristo, que es sólo otro nombre de la Iglesia. En el sacrificio de Cristo, que se nos da en cuerpo y alma, hay lugar para toda nuestra vida. Nuestro trabajo y nuestros sufrimiento, nuestras alegrías, todo lo podemos unir al sacrificio de Cristo. Si nos ofrecemos de este modo, seremos transformados: agradamos a Dios y para nuestros prójimo somos como buen pan que alimenta.
Se critica con frecuencia a la Iglesia, como si únicamente fuera una asociación de hombres más o menos buenos. En realidad, la Iglesia es lo que se realiza diariamente de un modo misterioso sobre el altar. Dios se entrega por cada uno de nosotros y quiere transformarnos mediante la Comunión con él. Como seres transformados deberíamos transformar el mundo. Todo lo demás que la Iglesia es también, es secundario.
Youcat, 217
Reflexión diaria
¡Qué crezca en nosotros una piedad apasionada por la Santa Misa!
Al celebrar o al participar en la Santa Misa, sacerdotes y laicos han de actuar con piedad recia, doctrinal, y de forma amorosa, atenta, santamente apasionada. En la Eucaristía, donde tiempo y eternidad se encuentran, Cristo se ofrece al Padre y se nos entrega de nuevo a nosotros los hombres: merece evidentemente que correspondamos con todo el amor de que seamos capaces. Dios no nos pide solamente la entrega de un acto externo, sino que ante todo espera nuestro amor: sólo así la ofrenda puede ser perfecta, agradable a Dios.
Mons. Javier Echevarría; Sínodo de la Eucaristía, octubre de 2005
Reflexión diaria
Hagamos todo lo posible para asistir a la Santa Misa diariamente.
Haz, pues, todos los esfuerzos posibles para asistir todos los días a la santa Misa, con el fin de ofrecer, con el sacerdote, el sacrificio de tu Redentor a Dios, su Padre, por ti y por toda la Iglesia.
San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
¡Mi Misa es mi vida, y mi vida es una Misa prolongada!
¡Qué horizontales se abren aquí a la vida cristiana! La Misa centro de todo el día y de toda la vida. Con la mira puesta en el sacrificio eucarístico, ir siempre atesorando sacrificios que consumar y ofrecer en la Misa!
¡Mi Misa es mi vida, y mi vida es una Misa prolongada!
San Alberto Hurtado