Reflexión diaria
El sacerdote le presta a Nuestro Señor todo su ser.
Por el Sacramento del Orden, el sacerdote se capacita efectivamente para prestar a Nuestro Señor la voz, las manos, todo su ser; es Jesucristo quien, en la Santa Misa, con las palabras de la Consagración, cambia la sustancia del pan y del vino en su Cuerpo, su Alma, su Sangre y su Divinidad.
San Josemaría Escrivá de Balaguer; Amar a la Iglesia
Reflexión diaria
La Eucaristía une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la creación.
La Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo. Ella une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la creación.
El Hijo de Dios se ha hecho hombre, para reconducir todo lo creado, en un supremo acto de alabanza, a Aquél que lo hizo de la nada.
De este modo, Él, el sumo y eterno Sacerdote, entrando en el santuario eterno mediante la sangre de su Cruz, devuelve al Creador y Padre toda la creación redimida. Lo hace a través del ministerio sacerdotal de la Iglesia y para gloria de la Santísima Trinidad.
Verdaderamente, éste es el mysterium fidei que se realiza en la Eucaristía: el mundo nacido de las manos de Dios creador retorna a Él redimido por Cristo.
San Juan Pablo II
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia
Reflexión diaria
Vivamos una vida intensamente eucarística llena de fe, de esperanza y amor verdadero.
“Mira, sacerdote mío, despreocúpate tú de la sugestión del número y preocúpate más de la calidad. Más que llenarme de gente mis iglesias, preocúpate en llenármela de buen olor de Comuniones fervorosas, de adoraciones rendidas, de suspiros de amor, de aspiraciones de esperanza, de inspiraciones de fe, de oraciones bien rezadas, de lágrimas de pecadores, de propósitos eficaces de enmienda, de vida intensamente eucarística.
Déjame a mí multiplicar la gente cuando tú con mi gracia, multipliques la alegría que en mí y en ti ha de producir el olor de esas cosas buenas.
Llena mi templo de olor de cosas buenas y yo te prometo que ese olor se extenderá por las calles y las casas de tu feligresía, y verás cómo la iglesia tuya será pequeña, y tendrás que levantar más iglesias para los que han de venir…
Pero sabe que no puede haber cosas buenas con mi Sagrario cerrado. Mira que hombres y obras que no pasen por el Sagrario abierto, no pueden oler bien y al fin y a la postre olerán a muerto.
Mira que si te duelen las injusticias que padecen los pobres, las penas de los enfermos, los escándalos de los niños…, te debe doler sobre todo dolor el abandono que padezco en el Sagrario, que es la injusticia de más urgente y transcendental reparación y la pena que más enardece y el escándalo que más ruinas trae a las almas…”
San Manuel González; en su libro, “Aunque todos yo no”
Reflexión diaria
El hombre debería temblar…
El hombre debería temblar, el mundo debería vibrar, el Cielo entero debería conmoverse profundamente cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar en las manos del sacerdote.
San Francisco de Asís