Reflexión diaria
Fuente de perdón verdadero.
…Es el maná que comieron los israelitas y que no honraron; el maná que, caído del cielo, recogían, figura fué de este pan espiritual que ahora recibís. Tomad y comed de él todos; con este pan coméis mi cuerpo, fuente de perdón verdadero; Yo soy el Pan de la Vida Jn 6,48
San Efrén, Doctor de la Iglesia
Sermón 4 Nº 4
Reflexión diaria
Lo que llamo Cuerpo mío, lo es en verdad.
…Lo que ahora os he dado no lo juzguéis pan, tomad, comed y no piséis sus migajas; lo que llamo Cuerpo mío, lo es en verdad. Una mínima miga suya puede santificar millones y basta para dar vida a todos los que la comen. Tomad, comed con fe, sin dudar un punto que esto es mi Cuerpo y el que lo come con fe, come en él fuego y Espíritu Mt 3,11;… quien con fe come el pan santificado en mi nombre, si es puro, puro se conserva, si es pecador, es perdonado…
San Efrén, Doctor de la Iglesia
Sermón 4 Nº 4
Reflexión diaria
Ningún sacrificio más excelente.
Ningún sacrificio más excelente, ni más útil, ni más agradable a su divina Majestad que el sacrificio de la Santa Misa en el que las llagas de nuestro Mediador, sus azotes y oprobios que sufrió por nosotros, se ofrecen nuevamente a su Padre quien viendo inmolar al que había enviado al mundo, concede el perdón a los pecadores, auxilio a los débiles y a los justos la vida eterna.
San Lorenzo Justiniano
Reflexión diaria
Hijo mío te ofrezco todas las amarguras de mi Pasión.
“Hijo mío, mira, te ofrezco todas las amarguras de mi Pasión, para que las hagas tuyas y me las ofrezcas en retorno.” Por consiguiente, si tú dices: “Oh Jesús, os ofrezco vuestra dolorosa Pasión”, Él te responderá: “Hijo mío, yo doblo su valor”. Y si prosigues: “Oh Jesús, os ofrezco vuestra Sangre”, Él te responderá: “En cambio yo, hijo mío, te lavo con ella dos veces.”
Santa Matilde
Reflexión diaria
La Santa Misa para el perdón de los pecados veniales de las almas del Purgatorio.
Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso.
San Gregorio Magno
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
En unión con las Santas Misas celebradas a través del mundo.
Padre Eterno, yo te ofrezco la preciosísima Sangre de tu Divino Hijo Jesús en unión con las Santas Misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas ánimas del purgatorio, por todos los pecadores del mundo. Por los pecadores de la Iglesia Universal, por aquellos en mi propia casa y dentro de mi familia.
Santa Gertrudis
Reflexión diaria
La Santa Misa aprovecha más que cualquier oración.
Más aprovecha para la remisión de la culpa y de la pena, es decir, para la remisión de los pecados, oír una Santa Misa que todas las oraciones del mundo.
Beato Eugenio III, Papa
Reflexión diaria
¿Qué hace nuestro Señor en el Sacramento de su amor?
¡Oh, hijos míos!, ¿qué hace nuestro Señor en el Sacramento de su amor? Se ha tomado a pecho el amarnos. Su Corazón rezuma ternura y misericordia capaz de limpiar los pecados del mundo.
San Juan María Vianney
Santo Cura de Ars
Reflexión diaria
Siempre que queramos podemos lavar nuestras almas de todos los pecados.
Jesús en el Sacramento es esta fuente abierta a todos, donde siempre que queramos podemos lavar nuestras almas de todas las manchas de los pecados que cada día cometemos.
San Alfonso María de Ligorio
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Práctica de la Comunión diaria.
Este deseo de Jesucristo y de la Iglesia, de que se practique la Comunión diaria, tiene por objeto el que, unidos a Dios por el Sacramento, los cristianos encuentren fuerzas para refrenar las pasiones malas, que laven las pequeñas faltas que se cometen todos los días, y que estén preparados contra los pecados graves que amenazan a la fragilidad humana.
Decreto “Sancta Tridentina Synodus”
Roma, 20 de diciembre de 1905
Reflexión diaria
Jesús se ofreció a sí mismo como sacrificio y hostia.
La voluntad de su Padre fue que su bendito y glorioso Hijo, a quien nos dio para nosotros y que nació por nuestro bien, se ofreciese a sí mismo como sacrificio y hostia, por medio de su propia sangre, en el altar de la cruz; no para sí mismo, por quien todo fue hecho, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas. Y quiere que todos seamos salvos por Él y que lo recibamos con un corazón puro y con nuestro cuerpo casto. Pero son pocos los que quieren recibirlo y ser salvos por Él, aunque su yugo es suave y su carga ligera 2CtaF 6-15.
San Francisco de Asís
Carta a toda la Orden
Reflexión diaria
En la Eucaristía Jesús viene… 3
– Viene con tanta claridad que no hay corazón tan ciego y en tinieblas tan densas que no pueda iluminar y purificar con su presencia.
– Viene tan lleno de santidad y de gracia, que no hay indolente e indevoto al que no pueda excitar a mover a devoción.
Santa Matilde de Hackeborn
Reflexión diaria
En la Eucaristía Jesús viene… 1
– Viene con tanta humildad, que nadie de los que participan es tan miserable que no se incline y venga a él el Señor, abajado profundamente hasta el hombre.
– Viene con tal paciencia, que allí no hay pecador o enemigo que no sea recibido con mansedumbre, si quiere arrepentirse y que se le perdonen con gozo todos sus pecados.
Santa Matilde de Hackeborn
Reflexión diaria
El Sacramento de Amor.
La Eucaristía es el Sacramento de Amor: significa Amor, produce Amor.
Una sola gota de la Sangre de Jesús con su valor infinito, podría salvar al Universo completo de todas las ofensas.
Santo Tomás de Aquino
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Este santo sacrificio es verdaderamente propiciatorio. 1
Como en el divino sacrificio que se ofrece en la Santa Misa es contenido y se inmola incruentamente el mismo Jesucristo que una sola vez se inmoló de un modo cruento en la cruz, enseña este santo Sínodo que este santo sacrificio es verdaderamente propiciatorio y que alcanzaremos por este medio, en el momento oportuno, misericordia, gracia y ayuda, siempre que nos acerquemos a Dios con corazón sincero y recta fe, con temor y reverencia, contritos y penitentes. Porque, aplacado el Señor por esta oblación, nos perdona nuestros crímenes y pecados, por grandes que sean, otorgándonos la gracia y el don de la misericordia.
Concilio de Trento
Sess. 22, cap. 2