Reflexión diaria
Lloremos de amor y adoración contemplando el Misterio de la Cruz.
La Santa Misa es Cristo en la Cruz, con María y Juan a los pies de la misma y los ángeles en adoración.
Lloremos de amor y adoración en esta contemplación.
San Pío de Pietrelcina
Reflexión diaria
La Santa Misa y la entrega personal.
Para meditar sobre la unidad que existe entre el Sacrificio de la Cruz y la Santa Misa, fijemos nuestra atención en la oblación interior que Cristo hace de sí mismo, con una total entrega y sumisión amorosa a su Padre.
La Santa Misa y el Sacrificio de la Cruz son el mismo y único sacrificio, aunque estén separados en el tiempo; se vuelve a hacer presente, no las circunstancias dolorosas y cruentas del Calvario, sino la total sumisión amorosa de Nuestro Señor a la voluntad del Padre.
Ese ofrecimiento interno de sí mismo es idéntico en el Calvario y en la Misa: es la oblación de Cristo. Es el mismo Sacerdote, la misma Víctima, la misma oblación y sumisión a la voluntad de Dios Padre; cambia la manifestación externa de esta misma entrega: en el Calvario, a través de la Pasión y Muerte de Jesús; en la Misa, por la separación sacramental, no cruenta, del Cuerpo y de la Sangre de Cristo mediante la transustanciación del pan y del vino.
P. Francisco Fernández Carvajal od
Meditación de “Hablar con Dios”; Cuaresma 4ª semana, jueves
Reflexión diaria
Los nombres del Banquete del Señor: A. Santo Sacrificio de la Misa.
El único sacrificio de Cristo, que completa y supera todos los sacrificios, se hace presente en la Eucaristía. La Iglesia y los creyentes se incluyen a sí mismos, con su entrega, en el sacrificio de Cristo. La palabra misa viene de la frase de despedida (al final de la Santa Misa) en latín, Ite missa est, ¡Id, sois enviados!
YouCat, n. 212
Reflexión diaria
¿Qué nombres hay para el banquete de Jesús con nosotros y qué significan?
Santa Misa,
Sacrificio de la Misa,
Banquete del Señor,
Fracción del Pan,
Asamblea Eucarística,
Memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección,
Santa y Divina Liturgia,
Santos Misterios,
Santa Comunión.
YouCat, n. 212
Reflexión diaria
La hora de nuestra Redención.
Jesús, aunque sometido a una prueba terrible, no huye ante su “hora“: “¿Qué voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto!” (Jn 12, 27). Desea que los discípulos le acompañen y, sin embargo, debe experimentar la soledad y el abandono: “¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no caigáis en tentación” (Mt 26, 40-41). Sólo Juan permanecerá al pie de la Cruz, junto a María y a las piadosas mujeres. La agonía en Getsemaní ha sido la introducción a la agonía de la Cruz del Viernes Santo. La hora santa, la hora de la redención del mundo. Cuando se celebra la Eucaristía ante la tumba de Jesús, en Jerusalén, se retorna de modo casi tangible a su “hora“, la hora de la cruz y de la glorificación. A aquel lugar y a aquella hora vuelve espiritualmente todo presbítero que celebra la Santa Misa, junto con la comunidad cristiana que participa en ella.
San Juan Pablo II
San Encíclica Ecclesia de Eucharistia, n. 4
Reflexión diaria
El sacrificio es siempre uno sólo.
Nosotros ofrecemos siempre el mismo Cordero, y no uno hoy y otro mañana, sino siempre el mismo. Por esta razón el sacrificio es siempre uno sólo… También nosotros ofrecemos ahora aquella víctima, que se ofreció entonces y que jamás se consumirá.
San Juan Crisóstomo
Reflexión diaria
“Tomad y comed… Tomad y bebed…”
“Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros”. (Mt 26, 26; Lc 22, 19; 1 Co 11, 24)
“Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados”. (Mc 14, 24; Lc 22, 20; 1 Co 11, 25)
Reflexión diaria
Dejemos que la verdad de la Eucaristía actúe eficazmente.
Vivir eucarísticamente consiste en dejar que las verdades eucarísticas actúen eficazmente.
Se trata de 3 sencillas verdades:
1. El Salvador está presente en el Santísimo Sacramento;
2. Él renueva diariamente su sacrificio de cruz en el altar;
3. Él quiere unir íntimamente junto consigo cada alma particular en la Santa Comunión.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) – Conferencia en Espira, Alemania 1930, Congreso Eucarístico Diocesano
Reflexión diaria
Fines y efectos de la Santa Misa.
La Santa Misa, como reproducción que es del sacrificio redentor de Cristo, tiene los mismos fines y produce los mismos efectos que el sacrificio de la cruz. Helos aquí:
1. Adoración.
2. Reparación.
3. Petición.
4. Acción de Gracias.
P. Antonio Royo Marín O.P.
Reflexión diaria
Quiero amar a Dios como Jesús lo ama.
Quiero amar a Dios como Jesús lo ama. Quiero amar a Dios con el amor mismo de Jesús. El amor de Jesús se expresó al máximo en el Calvario. La Santa Misa es el mismo sacrificio del Calvario, incruento.
Porque quiero amar a Jesús en el Calvario, lo amo en la Santa Misa; amándola, viviéndola lo mejor posible, aprendiendo cada vez más sobre la Santa Misa, uniéndome a las intenciones de nuestra Santa Madre Iglesia, disponiéndome a que Jesús me trasforme en Él mismo para amar al Padre como Él merece ser amado y así reciba la gloria que Él espera de mí y de todos.
Reflexión diaria
La Santa Misa es el mismo sacrificio de Cristo en la cruz.
Nociones Dogmáticas:
1. La Santa Misa es sustancialmente el mismo sacrificio de la cruz, con todo su valor infinito: la misma Víctima, la misma oblación, el mismo Sacerdote principal. No hay entre ellos más que una diferencia accidental: el modo de realizarse (cruento en la cruz, incruento en el altar).
2. La Santa Misa, como verdadero sacrificio que es, realiza propísimamente las cuatro finalidades del mismo: adoración, reparación, petición y acción de gracias.
3. El valor de la Santa Misa es en sí mismo rigurosamente infinito. Pero sus efectos, en cuanto dependen de nosotros, no se nos aplican sino en la medida de nuestras disposiciones interiores.
P. Antonio Royo Marín O.P.
Reflexión diaria
La Santa Misa es el acto más grande, más sublime y más santo.
En la Misa se hace presente la redención del mundo. Por eso la Misa es el acto más grande, más sublime y más santo que se celebra cada día en la Tierra.
Con cada Misa que oigas aumentas tus grados de gloria en el cielo.
La única diferencia entre el sacrificio de la Misa y el de la cruz está en el modo de ofrecerse: en la cruz fue cruento (con derramamiento de sangre) y en la Misa es incruento (sin derramamiento de sangre), bajo las apariencias de pan y vino. Los sacrificios de la Ultima Cena, el de la Cruz y el del altar, son idénticos.
P. Jorge Loring