Reflexión diaria
Para volvernos santos y edificar el prójimo.
Vamos con la debida modestia al encuentro del Rey de los cielos. Y al recibir esta Hostia santa e inmaculada, la besamos con efusión y, abrazándola con nuestra mirada, inflamamoas nuestra mente y nuestra alma, uniéndonos a ella no para juicio y condenación, sino para volvernos santos y edificar el prójimo.
San Juan Crisóstomo
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Jesús es nuestro en la Comunión.
No acertamos a comprender hasta qué punto es Jesús nuestro en la Comunión.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martínez
Notas Íntimas
Reflexión diaria
La Eucaristía es la principal y central razón de ser del sacramento del Sacerdocio.
Si la Eucaristía es centro y cumbre de la vida de la Iglesia, también lo es del ministerio sacerdotal. Por eso, con ánimo agradecido a Jesucristo, nuestro Señor, reitero que la Eucaristía es la principal y central razón de ser del sacramento del Sacerdocio, nacido efectivamente en el momento de la institución de la Eucaristía y a la vez que ella.
San Juan Pablo II
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia, n. 61
Reflexión diaria
Enseñar y hacer amar y venerar a la Sagrada Eucaristía.
No hay actividad alguna que pueda anteponerse, ordinariamente, a ésta de enseñar y hacer amar y venerar a la Sagrada Eucaristía.
San Josemaría Escrivá de Balaguer
Homilía Sacerdote para la eternidad, 13-IV-1973
Reflexión diaria
Mediante vuestro ministerio el sacrificio espiritual de los fieles se vuelve perfecto.
Mediante vuestro ministerio el sacrificio espiritual de los fieles se vuelve perfecto, porque unido al sacrificio de Cristo que por vuestras manos y en nombre de toda la Iglesia se ofrece en modo incruento en el altar en la celebración de los santos misterios.
S.S. Fransisco
Homilía IV domingo de pascua
Reflexión diaria
¡No hay peligro de exagerar!
No hay peligro de exagerar en la consideración de este Misterio, porque “en este Sacramento se resume todo el misterio de nuestra salvación”.
San Juan Pablo II
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia, n. 61
Reflexión diaria
Reciban a menudo la Sagrada Comunión.
Oh, cristianos, ¿desean ustedes probar su verdadero amor hacia sus seres queridos que se han ido? ¿Desean mandarles su más preciosa ayuda y la llave Dorada del Cielo? Reciban a menudo la Sagrada Comunión por el reposo de sus almas.
San Buenaventura, Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Debemos ser conscientes de la magnitud del don de la Eucaristía.
Al dar a la Eucaristía todo el relieve que merece, y poniendo todo esmero en no infravalorar ninguna de sus dimensiones o exigencias, somos realmente conscientes de la magnitud de este don.
San Juan Pablo II
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia, n. 61
Reflexión diaria
Dos corazones palpitando juntos.
En cuanto desciendo en el corazón de quien vive en mi Voluntad, pronto consumo los accidentes de la hostia, porque sé que accidentes más nobles y a mí más queridos están listos para aprisionarme, para no hacerme salir de aquel corazón que me dará no sólo vida en él, sino vida por vida; no estaré solo, sino que estaré con mi más fiel compañía, seremos dos corazones palpitando juntos, amaremos unidos, nuestros deseos serán uno solo, así que Yo permanezco en ella y en ella hago vida, vivo y verdadero, como la hago en el Santísimo Sacramento.
Jesús a la Sierva de Dios Luisa Piccarreta
Volumen 16; 5 de Noviembre de 1923
Reflexión diaria
Concorpóreo y consanguíneo de Cristo.
Con plena seguridad participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo. Porque en figura de pan se te da el Cuerpo y en figura de vino se te da la Sangre para que, habiendo participado del Cuerpo y de la Sangre de Cristo, seas concorpóreo y consanguíneo suyo; y porque así somos hechos portadores de Cristo, al distribuirse por nuestros miembros su Cuerpo y su Sangre. Así, según el bienaventurado Pedro, somos hechos consortes de la divina naturaleza 2 p 1,4.
San Cirilo de Jerusalén, Doctor de la Iglesia
Catequesis Mistagógica Cuarta
Del Cuerpo y la Sangre de Cristo
Reflexión diaria
En lo que ofrece, la Iglesia se ofrece sí misma.
…He aquí, entonces, lo que ha ocurrido: mi pobre don (las ofrendas), carente de valor, se ha convertido en el don perfecto para el Padre. Jesús, no se da solo en el pan y el vino, nos toma también a nosotros y nos cambia (místicamente, no realmente) en sí mismo, nos da también a nosotros el valor que tiene su don de amor al Padre. En ese pan y en ese vino estamos también nosotros: En lo que ofrece, la Iglesia se ofrece sí misma San Agustín.
P. Raniero Cantalamessa OFMCap
Tercera predicación de Cuaresma 2014
Reflexión diaria
Es Cristo quien pone ese valor que yo no puedo poner en mi ofrenda.
…En el ofertorio hemos ofrecido pan y vino, que para Dios no tenían, obviamente, ni valor ni significado por sí mismos. Ahora, en la consagración, es Cristo quien pone ese valor que yo no puedo poner en mi ofrenda. En este momento pan y vino se convierten en Cuerpo y Sangre de Cristo que se entrega a la muerte en un supremo acto de amor al Padre.
P. Raniero Cantalamessa OFMCap
Tercera predicación de Cuaresma 2014
Reflexión diaria
Dos milagros.
En la Eucaristía tienen lugar dos milagros: uno es el que hace del pan y del vino el cuerpo y la sangre de Cristo; el otro es el que hace de nosotros “un sacrificio vivo agradable a Dios”, que nos une al sacrificio de Cristo, como actores, y no sólo como espectadores…
P. Raniero Cantalamessa OFMCap
Tercera predicación de Cuaresma 2014
Reflexión diaria
Dos partes del mismo misterio.
La Eucaristía y el Sacerdocio son como dos partes del mismo misterio, cómo ninguna de esas partes puede estar sin la otra y cómo debemos los sacerdotes mostrar ese amor en la devoción con que debemos celebrar la Misa, en la frecuencia y ternura con que debemos visitar nuestro Sagrario, y hasta en la delicadeza y la ternura con que debemos tratar la Eucaristía y todo lo que a ella se refiere, procurando para ella lo más rico, lo más bello, lo más limpio, aun en las cosas materiales.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martínez
Notas Íntimas
Reflexión diaria
¡Si conocieras el don de Dios!
¡Si conocieras el don de Dios! Jn 4, 10 Jesús es el Don de Dios; el sacerdote es también el don de Dios. Por consiguiente, el sacerdote no se pertenece: es un don. Le pertenece a quienes Dios hizo ese don, es decir, a las almas.
Pero es el don de Dios; al darnos, no les hemos de dar a las almas nuestra miseria -¿para qué quieren eso?-; debemos darles a Jesús, porque debemos estar transformados en Él.
Siervo de Dios Mons. Luis María Martínez
Notas Íntimas