Reflexión diaria
¡Mi Misa es mi vida, y mi vida es una Misa prolongada!
¡Qué horizontales se abren aquí a la vida cristiana! La Misa centro de todo el día y de toda la vida. Con la mira puesta en el sacrificio eucarístico, ir siempre atesorando sacrificios que consumar y ofrecer en la Misa!
¡Mi Misa es mi vida, y mi vida es una Misa prolongada!
San Alberto Hurtado
Reflexión diaria
Hagamos todo lo posible para asisitir a la Santa Misa diariamente.
Haz, pues, todos los esfuerzos posibles para asistir todos los días a la santa Misa, con el fin de ofrecer, con el sacerdote, el sacrificio de tu Redentor a Dios, su Padre, por ti y por toda la Iglesia.
San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Un milagro de amor: la Eucaristía.
Porque entonces es cuando su Amor se acrece, se vigoriza, se agiganta, se rebalsa por todas partes, y se revienta, si puedo expresarme así, y hace entonces un milagro de amor: la Eucaristía.
San José Gabriel del Rosario Brochero
Reflexión diaria
La Santa Misa es el acto de desagravio más poderoso.
A la hora de la muerte, el consuelo más grande del alma consistirá en las Santas Misas oídas en vida.
La Santa Misa es el acto de desagravio más poderoso para expiar los pecados.
Cada Santa Misa bien oída nos acompañará hasta el Tribunal Divino, suplicando perdón.
Santa Gertrudis
Reflexión diaria
La Santa Misa es la oración suprema del cristiano.
¿Qué es, por tanto, la Eucaristía? El amor de Cristo hasta el extremo, para ti, para mí, durante toda la vida. Porque la Eucaristía significa poner a tu disposición toda la omnipotencia, toda la bondad, todo el amor y la misericordia de Dios, todos los días, todas las horas, de tu vida. Y así, en cada Sagrario del mundo, en cada Misa, se está, por así decir, creando un incendio, una hoguera de amor; pero, ¿quién se calienta?, ¿quién se quema?, el que se acerca. La Santa Misa es la oración suprema del cristiano.
P Mariano de Blas LC
Reflexión diaria
Asistir a la Santa Misa es unirse a Jesucristo.
Asistir a la Santa Misa es unirse a Jesucristo; es, por tanto, para nosotros el acto más saludable.
En ella recibimos las gracias del arrepentimiento y de la justificación, así como ayuda para evitar las recaídas.
En ella encontramos el soberano medio de practicar la caridad para con los demás, aplicándoles, no ya nuestros escasos méritos, sino los infinitos de Jesucristo, las inmensas riquezas que a nuestra disposición pone. En ella defendemos eficazmente la causa de las almas del purgatorio y alcanzamos la conversión de los pecadores.
La misa es para el cielo entero un motivo de gozo y produce a los santos un aumento de gloria exterior.
San Pedro Julián Eymard
Reflexión diaria
La Santa Misa es el compendio de todo lo bueno que hay en la Iglesia.
“La Misa de tal sacerdote toma demasiado tiempo, es una Misa de Semana Santa y cuando veo que se acerca al altar escapo de la iglesia”.
Los que así se expresan dan bien a entender que en poco, mejor dicho, que en nada aprecian el adorable sacrificio de la Misa.
¿Sabes lo que es en realidad la Santa Misa? Es el sol del mundo cristiano, el alma de la fe, el centro de la Religión católica, hacia el cual convergen todos los ritos, todas las ceremonias y todos los Sacramentos; en una palabra, es el compendio de todo lo bueno, de todo lo bello que hay en la Iglesia de Dios.
San Leonardo de Porto-Maurizio
Reflexión diaria
Que vuestros hijos espirituales se acerquen frecuentemente a la Eucaristía.
Hermanos, esforzaos por convencer a los fieles que su más excelsa ocupación es asistir a la Santa Misa y que la máxima dignidad que se puede esperar es participar del Santo Sacrificio de la Eucaristía. Nunca os sintáis satisfechos de vuestro trabajo espiritual si no lográis ver a vuestros hijos espirituales acercarse frecuentemente a la Eucaristía.
S.S. Pio XII
Reflexión diaria
Cada Misa tiene un valor infinito.
Cada Misa tiene un valor infinito, inmenso, que nosotros no podemos comprender del todo: alegra toda la corte celestial, alivia a las pobres almas del purgatorio, atrae sobre la tierra toda suerte de bendiciones, y da más gloria a Dios que todos los sufrimientos de los mártires juntos, que las penitencias de todos los santos, que todas las lágrimas por ellos derramadas desde el principio del mundo y todo lo que hagan hasta el fin de los siglos.
San Juan María Vianney; Sermón sobre la Santa Misa
Reflexión diaria
Sé sacrificio y sacerdote de Dios.
Así amonesta San Pedro Crisólogo: “Sé sacrificio y sacerdote de Dios; no pierdas lo que te dió la Divina Autoridad. Revístete de la estola de la santidad; cíñete con el cíngulo de la castidad; sea Cristo, velo sobre tu cabeza; esté la Cruz como baluarte sobre tu frente; pon en tu pecho el sacramento de la ciencia divina; quema siempre el perfume de la oración; aferra la espada del espíritu; haz de tu corazón como un alar y ofrece así seguro tu cuerpo como víctima a Dios… Ofrece la fe, de modo que sea castigada la perfidia; inmola el ayuno, para que cese la voracidad; ofrece en sacrificio la castidad, para que muera la lujuria; pon sobre el Altar la piedad, para que sea depuesta la impiedad; invita la misericordia, para que sea destruida la avaricia; y para que desaparezca la insensatez conviene inmolar la santidad; así tu cuerpo será tu hostia, si no está herido con algún dardo del pecado” Serm. CVIII: Migne-P.L. LII, 500, 01
S.S. Pio XII
Menti Nostrae
La Santidad de la vida sacerdotal
Reflexión diaria
Debemos procurar reproducir en el alma todo lo que se realiza sobre el Altar.
El Sacerdote debe procurar reproducir en su alma todo lo que se realiza sobre el Altar. Como Jesucristo se inmola a sí mismo, así su Ministro debe inmolarse con él; como Jesús expía los pecados de los hombres, así él, siguiendo el arduo camino de la ascética cristiana, debe alcanzar la propia purificación y la de los demás.
S.S. Pio XII
Menti Nostrae
La Santidad de la vida sacerdotal
Reflexión diaria
Un solo corazón y una sola alma en el Señor.
La Eucaristía, sacramento de la unidad, realiza la comunión de la Iglesia toda alrededor de un mismo Cristo. Cuanto más se unen las almas con Cristo, más se aproximan entre sí. Si los primitivos cristianos vivían en caridad fraterna tan perfecta, formando un solo corazón y una sola alma en el Señor Hc 4,32, lo debían a su unánime perseverancia en la oración Hc 1,14 y a la común participación en la fracción del pan Hc 2,42.
P. Marie Michel Philipon O.P
Los Sacramentos en la Vida Cristiana
Reflexión diaria
¿Quién preside la celebración eucarística?
¿Quién preside la celebración eucarística?
En realidad es Cristo mismo quien actúa en cada celebración eucarística. El Obispo y el Presbítero lo representan.
La fe de la Iglesia afirma que el celebrante está ante el altar in persona Christi capitis (latín = en la persona de Cristo cabeza). Esto quiere decir que los sacerdotes no sólo actúan en el lugar de Cristo o por su encargo, sino que, a causa de su consagración, es Cristo quien actúa a través de ellos como cabeza de la Iglesia.
YOUCAT 215
Reflexión diaria
En la Eucaristía la Iglesia se convierte en Iglesia.
La celebración de la Eucaristía es el centro de la comunidad cristiana. En ella la Iglesia se convierte en Iglesia.
No somos Iglesia porque colaboremos a su sostenimiento, porque nos llevemos bien unos con otros o porque casualmente hayamos caído en una comunidad, sino porque en la Eucaristía recibimos el Cuerpo de Cristo y continuamente somos transformados en el Cuerpo de Cristo.
YOUCAT 211
Reflexión diaria
La Eucarístía es la fuente y cima de toda la vida cristiana.
La Eucaristía es el centro misterioso de todos los sacramentos, porque el sacrificio histórico de Jesús en la Cruz se hace presente durante la transubstanciación de un modo oculto e incruento. De este modo la celebración eucarística es la fuente y cima de toda la vida cristiana Concilio Vaticano II, Lumen Gentium [LG 11]. A ella está orientado todo; más allá de ella no hay nada mayor que se pueda alcanzar.
Cuando comemos el pan partido, nos unimos con el amor de Jesús, que entregó por nosotros su cuerpo en la Cruz; cuando bebemos del cáliz, nos unimos con aquel que en su entrega derramó incluso su Sangre.
Nosotros no hemos inventado este rito. Jesús mismo celebró con sus discípulos la Última Cena y anticipó en ella su muerte; se dio a sus discípulos bajo los signos de pan y vino y exhortó a que, desde entonces, y después de su muerte, celebraran la Eucaristía: Haced esto en memoria mía 1 Cor 11,24.
YOUCAT 208