Reflexión diaria
¡Atención! ¡Atención!
La causa del relajamiento del sacerdote es que no presta atención a la Santa Misa.
¡Dios mío, qué digno de compasión es un sacerdote cuando celebra la Santa Misa como una cosa ordinaria!
San Juan María Vianney, el Cura de Ars
Reflexión diaria
Participando en la Santa Misa somos cristificados.
Cuando participamos de la Eucaristía experimentamos la espiritualización deificante del Espíritu Santo, que no sólo nos configura con Cristo, como sucede en el Bautismo, sino que nos cristifica por entero, asociándonos a la plenitud de Cristo Jesús.
San Cirilo de Jerusalén
Reflexión diaria
Jesús en la Santa Misa es el mismo y único de siempre.
El Cristo eucarístico se identifica con el Cristo de la historia y el de la eternidad. No hay dos Cristos sino uno solo. Nosotros poseemos en la Hostia al Cristo del sermón de la montaña, al Cristo de la Magdalena, al que descansa junto al pozo de Jacob con la samaritana, al Cristo del Tabor y del Getsemaní, al Cristo resucitado de entre los muertos y sentado a la diestra del Padre. No es un Cristo el que posee la Iglesia en la tierra y otro el que contemplan los bienaventurados en el cielo: ¡Una sola Iglesia, un solo Cristo!
San Alberto Hurtado
Reflexión diaria
Los infinitos de Jesucristo.
En la Santa Misa encontramos el soberano medio de practicar la caridad para con los demás, aplicándoles, no ya nuestros escasos méritos, sino los infinitos de Jesucristo, las inmensas riquezas que a nuestra disposición pone. En ella defendemos eficazmente la causa de las almas del purgatorio y alcanzamos la conversión de los pecadores.
La misa es para el cielo entero un motivo de gozo y produce a los santos un aumento de gloria exterior.
San Pedro Julián Eymard
Reflexión diaria
La Santa Misa, nuestra sobrevivencia.
Sería más fácil que el mundo sobreviviera sin el sol, que sin la Santa Misa.
San Pío de Pieltrecina
Reflexión diaria
La Santa Misa a cualquier costo.
Desde que Santa Catalina de Génova se enteró de la prohibición que pesaba sobre la ciudad de celebrar la Santa Misa y distribuir la Comunión, se iba todas las mañanas a pie a un santuario lejano fuera de Génova para poder comulgar.
Se le dijo que era una exagerada y la Santa respondió:
“Si tuviera que recorrer una milla y otra por encima de carbones encendidos sólo para llegar a recibir a Jesús, diría que aquel camino era fácil como una alfombra de rosas.”
Reflexión diaria
La Santa Misa es el acto de desagravio más poderoso.
A la hora de la muerte, el consuelo más grande del alma consistirá en las Santas Misas oídas en vida.
La Santa Misa es el acto de desagravio más poderoso para expiar los pecados.
Cada Santa Misa bien oída nos acompañará hasta el Tribunal Divino, suplicando perdón.
Santa Gertrudis
Reflexión diaria
La Santa Misa es la oración suprema del cristiano.
¿Qué es, por tanto, la Eucaristía? El amor de Cristo hasta el extremo, para ti, para mí, durante toda la vida. Porque la Eucaristía significa poner a tu disposición toda la omnipotencia, toda la bondad, todo el amor y la misericordia de Dios, todos los días, todas las horas, de tu vida. Y así, en cada Sagrario del mundo, en cada Misa, se está, por así decir, creando un incendio, una hoguera de amor; pero, ¿quién se calienta?, ¿quién se quema?, el que se acerca. La Santa Misa es la oración suprema del cristiano.
P Mariano de Blas
Reflexión diaria
Asistir a la Santa Misa es unirse a Jesucristo.
Asistir a la Santa Misa es unirse a Jesucristo; es, por tanto, para nosotros el acto más saludable.
En ella recibimos las gracias del arrepentimiento y de la justificación, así como ayuda para evitar las recaídas.
San Pedro Julián Eymard
Reflexión diaria
Nuestra existencia: una Santa Misa prolongada.
La Eucaristía es el centro vital del universo, capaz de saciar el hambre de vida y felicidad. “El que me coma vivirá por mí” Jn 6,57. En este banquete feliz participamos de la Vida Eterna y así nuestra existencia cotidiana se convierte en una Santa Misa prolongada.
Documento de Aparecida 354
Reflexión diaria
¿Por qué el Verbo se hizo carne?
El Verbo se encarnó para hacernos “partícipes de la naturaleza divina” (2 P 1, 4): “Porque tal es la razón por la que el Verbo se hizo hombre, y el Hijo de Dios, Hijo del hombre: para que el hombre al entrar en comunión con el Verbo y al recibir así la filiación divina, se convirtiera en hijo de Dios” San Ireneo de Lyon. “Porque el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos Dios” San Atanasio de Alejandría “El Hijo Unigénito de Dios, queriendo hacernos partícipes de su divinidad, asumió nuestra naturaleza, para que, habiéndose hecho hombre, hiciera dioses a los hombres”. Santo Tomás de Aquino
Catecismo de la Iglesia Católica No. 460
Reflexión diaria
Nos transformarnos en Quién recibimos.
Nuestra participación en el cuerpo y en la sangre de Cristo no tiene otro objetivo que el de transformarnos en Aquél a quien recibimos: a hacernos revestir, en todo, en el cuerpo, en el alma, de aquél en el cual morimos, somos sepultados y resucitamos.
San León Magno
Reflexión diaria
Esforcémonos por ir diariamente a la Santa Misa.
Si supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella.
Santo Cura de Ars
Reflexión diaria
Frecuentemos la Santa Misa, vayamos todos los días.
La Iglesia obliga a los fieles “a participar los domingos y días de fiesta en la divina liturgia” (cf. OE 15) y a recibir al menos una vez al año la Eucaristía, si es posible en tiempo pascual (cf. CIC can. 920), preparados por el sacramento de la Reconciliación. Pero la Iglesia recomienda vivamente a los fieles recibir la santa Eucaristía los domingos y los días de fiesta, o con más frecuencia aún, incluso todos los días.
Catecismo de la Iglesia Católica, n.1389
Reflexión diaria
¡Oh riquezas inmensas de la Santa Misa!
Se gana más oyendo una sola Santa Misa con devoción que distribuyendo todos los bienes a los pobres y marchando en peregrinación a todos los santuarios más venerados del mundo. ¡Oh riquezas inmensas de la Santa Misa!
San Bernardo de Claraval