Reflexión diaria
La Eucaristía y el martirio.
…En primer lugar, no puede ser apto para el martirio a quien la Iglesia no le arma para la lucha, y cede el espíritu al que no levanta e inflama la Eucaristía recibida.
San Cipriano
Carta 57 n.4
Reflexión diaria
Debemos siempre aprender algo en la Santa Misa.
¿Qué utilidad sacaríais concurriendo aquí, al Santo Sacrificio Eucarístico, sin más ni más y no aprendiendo nada que sea útil?
San Juan Crisóstomo,Doctor de la Iglesia
Homilía para el día de la Natividad del Señor N.7
Reflexión diaria
Mi manjar es el que conforta el corazón del hombre.
…Ya para mi saciedad no espero las cosechas anuales, Cristo se me sirve todos los días. No temeré que algún mal temporal del cielo o esterilidad de campo me lo disminuya, con tal que persevere la diligencia del culto piadoso. Ya no deseo que desciendan para mí las lluvias de codornices que antes admiraba Ex 16,13; ni el maná que prefería antes a todos los manjares Jn 6,31.49. Mi manjar es aquel que, el que lo comiere, no tendrá hambre Jn 6,35. Mi manjar es el que no aumenta el cuerpo, sino que conforta el corazón del hombre.
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia
Sermón 18 n.26
Reflexión diaria
Nuestra oblación y nuestro sacrificio.
No es celebrado el sacrificio del Señor con legítima santificación si no responde a la pasión nuestra oblación y nuestro sacrificio.
San Cipriano
Carta 63 N.10
Reflexión diaria
Tienes el manjar apostólico; cómelo, y no desfallecerás.
Dice a sus discípulos: Dadles vosotros de comer, no sea que desfallezcan en el camino Mt 14,16. Tienes el manjar apostólico; cómelo, y no desfallecerás. Come de él antes, para venir después al manjar de Cristo, al manjar del cuerpo del Señor, al banquete del sacramento, a aquel cáliz con el que se embriaga el afecto de los fieles; para que te vista con la alegría del perdón de los pecados, te quite los cuidados de este siglo, el miedo de la muerte, las preocupaciones. Con esta embriaguez no titubea el cuerpo, sino que resurge; el espíritu no queda confundido, sino consagrado.
San Ambrosio
Doctor de la Iglesia
Sermón 15 n.28
Reflexión diaria
Ofrecerse humildemente como hostia viva a Dios.
Los bautizados no sólo son participantes del sacrificio mismo, sino que son el mismo santo sacrificio al mandarles que se ofrezcan humildemente como hostia viva a Dios, diciendo: Os ruego, pues, hermanos, por la misericordia de Dios que presentéis vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios Rom 12,1.
San Fulgencio de Ruspe
Carta 12 C.11 N24
Reflexión diaria
Debemos imitar lo que hacemos ofreciéndonos a nosotros mismos.
Es necesario que cuando celebremos el Sacrificio Eucarístico nos inmolemos a nosotros mismos a Dios en contrición de corazón, porque los que celebramos los misterios de la Pasión del Señor debemos imitar lo que hacemos. Pues entonces en verdad será para nosotros la oblación hecha a Dios , cuando nos hiciéremos a nosotros mismos oblación.
San Gregorio Magno, Doctor de la Iglesia
Diálogos L.4 C.59
Reflexión diaria
La Iglesia aprende a ofrecerse a sí misma.
Fue su voluntad divina también que fuese sacramento cotidiano el sacrificio de la Iglesia, la cual, siendo cuerpo místico y verdadero de esta misma y suprema cabeza, aprende a ofrecerse a sí misma en virtud del mandato de Jesucristo.
San Agustín, Doctor de la Iglesia
Ciudad de Dios L.10 C.20
Reflexión diaria
Mi manjar es el que conforta el corazón del hombre.
…Ya para mi saciedad no espero las cosechas anuales, Cristo se me sirve todos los días. No temeré que algún mal temporal del cielo o esterilidad de campo me lo disminuya, con tal que persevere la diligencia del culto piadoso. Ya no deseo que desciendan para mí las lluvias de codornices que antes admiraba Ex 16,13; ni el maná que prefería antes a todos los manjares Jn 6,31.49. Mi manjar es aquel que, el que lo comiere, no tendrá hambre Jn 6,35. Mi manjar es el que no aumenta el cuerpo, sino que conforta el corazón del hombre.
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia
Sermón 18 n.26
Reflexión diaria
La Carne de Dios es manjar para mí y la Sangre de Dios es bebida para mí.
Soy recibido al honor de la mesa celestial; para mis manjares no hace falta la lluvia, no se rotura la tierra, no dan fruto los árboles; para mi bebida no hay que buscar ríos ni fuentes. Cristo es para mí comida, Cristo para mí bebida: la Carne de Dios es manjar para mí y la Sangre de Dios es bebida para mí…
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia
Sermón 18 n.26
Reflexión diaria
No puede haber ya penuria alguna.
A quien Dios hiciere rico, nadie hará pobre. No puede haber ya penuria alguna cuando el alimento celestial ha saciado una vez el pecho.
San Cipriano, Doctor de la Iglesia
A Donato
Reflexión diaria
El mismo pastor se ha hecho pasto para vosotros.
La turba en el desierto eran semejantes a ovejas sin pastor Mt 9,36. Se les dió un pasto compasivo que les multiplicó el alimento de pan Mt 15,32-38. Dichosos sois, oh vidas integras, corderos marcados por Cristo, que habéis sido hechos dignos del cuerpo y de la sangre. El mismo pastor se ha hecho pasto para vosotros.
San Efrén, Doctor de la Iglesia
Himno 3 n.22
Reflexión diaria
Comí mi pan con mi miel, y bebí vino con mi leche.
¿Quién más noble que Cristo, que el convite de su Iglesia él mismo sirve y es servido? Échate sobre el costado de este convidado recostado, y únete a Dios; no muestres disgusto de la mesa que Cristo escogió, diciendo: Entré en mi huerto, esposa, hermana mío; vendimié la mirra con mis aromas, comí mi pan con mi miel, y bebí vino con mi leche* Cant 5,1.
San Ambrosio
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Venid y comed mis panes y bebed el vino que os he mezclado.
¿Quieres comer?, ¿quieres beber? Ven al banquete de la sabiduría, que invita a todos con gran voz diciendo: Venid y comed mis panes y bebed el vino que os he mezclado Prov 9,5. ¿Te deleitan los cánticos que entretienen al que come? Oye a la Iglesia, que exhorta y canta no sólo en sus himnos, sino en el Cantar de los Cantares: Comed, mis allegados, y bebed y embriagaos, hermanos míos** Catn 5,1. Pero esta embriaguez hace sobrios; esta es embriaguez de gracia, no de borrachera. Produce alegría, no vacilación.
San Ambrosio
Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
Cuando Jesús se digne venir a mí en la santa comunión.
Que la Bienaventurada Virgen María, purifique mi cuerpo para que sea el tabernáculo de Jesús, menos indigno de poseerlo cuando se digne venir a mí en la santa comunión.
San Pio de Pietrelcina