Reflexión diaria
La Eucaristía y la Santísima Virgen.
La Eucaristía y la Santísima Virgen son las dos columnas qeu han de sostener nuestras vidas.
San Juan Bosco
Reflexión diaria
Cristo es el pan sembrado en la Virgen.
Cristo es el pan, que sembrado en la Virgen, fermentado en la carne, en la pasión amasado, cocido en el horno del sepulcro, conservado en la Iglesia y ofrecido en los altares, suministra cada día a los fieles un alimento celeste
San Pedro Crisólogo, Doctor de la Iglesia
Serm. 67,7: CCL 24A, 404-405 (PL 52,392)
Reflexión diaria
La Eucaristía y la Virgen
La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas.
San Juan Bosco
Reflexión diaria
Se hace feliz a la Santísima Virgen viviendo bien la Santa Misa.
Asistir con devoción a la Santa Misa, visitar a Jesús Sacramentado, recibir la Comunión Sacramental o al menos hacerla espiritual, son prácticas de sumo agrado a María y un conducto eficaz para obtener gracias especiales.
San Juan Bosco
Reflexión diaria
Celebrar, hacer celebrar y participar en la santa Misa en honor de la Santísima Virgen.
El santo sacrificio de la Misa siempre se ofrece a Dios en reconocimiento de su supremo dominio, pero esto no impide, dice el sagrado Concilio de Trento, que pueda ofrecerse a la vez a Dios en agradecimiento por las gracias concedidas a a su Santísima Madre y a los santos para que haciendo memoria de ellos se dignen interceder por nosotros. Por eso se dice en la Misa: “Para que a ellos les sirva de honor y a nosotros de salvación”.
San Alfonso María de Ligorio
Doctor de la Iglesia
Las Gloria de María; Obseqio 10
Reflexión diaria
María Santísima anticipó en sí misma lo que en nosotros sucede sacramentalmente.
María concibió en la anunciación al Hijo divino, incluso en la realidad física de su cuerpo y su sangre, anticipando en sí lo que en cierta medida se realiza sacramentalmente en todo creyente que recibe, en las especies del pan y del vino, el Cuerpo y la Sangre del Señor.
San Juan Pablo II
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia, n. 55
Reflexión diaria
Lo que agrada a María Santísima.
Asistir con devoción a la Santa Misa, visitar a Jesús Sacramentado, recibir la Comunión Sacramental o al menos hacerla espiritual, son prácticas de sumo agrado a María y un conducto eficaz para obtener gracias especiales
San Juan Bosco
Reflexión diaria
No podemos olvidar a María, Madre y modelo de la Iglesia.
Si queremos descubrir en toda su riqueza la relación íntima que une Iglesia y Eucaristía, no podemos olvidar a María, Madre y modelo de la Iglesia.
San Juan Pablo II
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia n. 53
Reflexión diaria
María está presente en todas nuestras celebraciones eucarísticas.
María está presente con la Iglesia, y como Madre de la Iglesia, en todas nuestras celebraciones eucarísticas. Así como Iglesia y Eucaristía son un binomio inseparable, lo mismo se puede decir del binomio María y Eucaristía. Por eso, el recuerdo de María en la celebración eucarística es unánime, ya desde la antigüedad, en las Iglesias de Oriente y Occidente.
San Juan Pablo II
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia, n. 57
Reflexión diaria
La generación temporal del Hijo de Dios en el seno de María.
La Eucaristía es memorial de la generación temporal del Hijo de Dios en el seno de María. Pasa en la Encarnación algo estupendo: tenemos al Verbo de Dios que asume una naturaleza humana, un cuerpo determinado y un alma individual, y sin embargo no hay en el persona humana. Hay allí una sola persona: la Persona divina del Verbo, que hace las veces de la persona humana.
San Andrés Basset
Reflexión diaria
Más que nunca hijos de María.
Somos intercesores, y estas funciones in persona Christi nos ayudan a ser santos. Estas funciones renuevan en nosotros la memoria de nuestra Ordenación, cuando nos impusieron las manos. In persona Christi no se da sólo la memoria de nuestra ordenación, sino la identificación con Cristo, y cuando pronunciamos las palabras de la consagración nos sentimos más que nunca hijos de María.
Siervo de Dios Cardenal F. X. Nguyen van Thuan
El gozo de la esperanza
Reflexión diaria
María puede guiarnos hacia este Santísimo Sacramento.
Si queremos descubrir en toda su riqueza la relación íntima que une Iglesia y Eucaristía, no podemos olvidar a María, Madre y modelo de la Iglesia. En la Carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, presentando a la Santísima Virgen como Maestra en la contemplación del rostro de Cristo, he incluido entre los misterios de la luz también la institución de la Eucaristía. Efectivamente, María puede guiarnos hacia este Santísimo Sacramento porque tiene una relación profunda con él.
San Juan Pablo II
Ecclesia de Eucharistia 53
Reflexión diaria
María es mujer eucarística con toda su vida.
Más allá de su participación en el Banquete eucarístico, la relación de María con la Eucaristía se puede delinear indirectamente a partir de su actitud interior. María es mujer “eucarística” con toda su vida. La Iglesia, tomando a María como modelo, ha de imitarla también en su relación con este santísimo Misterio.
San Juan Pablo II
Ecclesia de Eucharistia 53
Reflexión diaria
María ha practicado su fe eucarística.
En cierto sentido, María ha practicado su fe eucarística antes incluso de que ésta fuera instituida, por el hecho mismo de haber ofrecido su seno virginal para la encarnación del Verbo de Dios. La Eucaristía, mientras remite a la pasión y la resurrección, está al mismo tiempo en continuidad con la Encarnación. María concibió en la anunciación al Hijo divino, incluso en la realidad física de su cuerpo y su sangre, anticipando en sí lo que en cierta medida se realiza sacramentalmente en todo creyente que recibe, en las especies del pan y del vino, el cuerpo y la sangre del Señor.
San Juan Pablo II
Ecclesia de Eucharistia 55
Reflexión diaria
El fiat pronunciado por María y el amén que cada fiel pronuncia.
Hay, pues, una analogía profunda entre el fiat pronunciado por María a las palabras del Ángel y el amén que cada fiel pronuncia cuando recibe el cuerpo del Señor. A María se le pidió creer que quien concibió “por obra del Espíritu Santo” era el “Hijo de Dios” Lc 1, 30.35. En continuidad con la fe de la Virgen, en el Misterio eucarístico se nos pide creer que el mismo Jesús, Hijo de Dios e Hijo de María, se hace presente con todo su ser humano-divino en las especies del pan y del vino.
San Juan Pablo II
Ecclesia de Eucharistia 55