Reflexión diaria
¿No te sientes más bien trasladado a los Cielos?
Cuando contemplas al Señor sacrificado y puesto sobre el altar, y al sacerdote que ora y asiste al sacrificio, y a todos los presentes bañados con la púrpura de aquella sangre preciosísima, ¿acaso piensas que estás aún entre los hombres y que pisas la tierra?, ¿no te sientes más bien trasladado a los Cielos donde, desterrado de tu alma todo pensamiento carnal, miras con alma desnuda y mente pura las realidades mismas de la gloria? ¡Oh maravilla! ¡Oh benignidad de nuestro Dios! El que está sentado en la gloria junto al Padre, es tomado en aquel momento en manos de todos, y se deja abrazar y estrechar de los que quieren. Así lo hacen con los ojos de la fe…
San Juan Crisóstomo, Doctor de la Iglesia
Sobre el sacerdocio lll, 4-6
Reflexión diaria
¡Es un loco de amor!
Si pudieran ver lo que Jesús actúa cuando viene a ustedes, morirían al instante de gozo. Somos todos indignos de recibirlo, pero es Él, amor infinito, que encuentra sus delicias en sus criaturas. ¡Es un loco de amor! Él está contento cuando nos ha dado todo de sí mismo.
San Pío de Pietrelcina
Reflexión diaria
La Santa Misa es el centro de la religión cristiana.
El sol de los ejercicios espirituales es el santísimo, sagrado y soberano sacrificio y sacramento de la Santa Misa, centro de la religión cristiana. La Santa Misa es corazón de la devoción, alma de la piedad, misterio inefable, que abarca el abismo de la caridad divina, y por el cual Dios, acercándose realmente a nosotros, nos comunica magníficamente sus gracias y favores.
San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia
Introducción a la Vida Devota, Segunda Parte, cap. 14
Reflexión diaria
No hemos de dudar que hay siempre Ángeles presentes.
¡Ojalá quisiera Dios que cuando quemamos el incienso sobre nuestros altares, y ofrecemos el sacrificio, se descubriesen visiblemente los Ángeles, como le sucedió a Zacarías! No hemos de dudar que hay siempre Ángeles presentes cuando se presenta el mismo Jesucristo, cuando es sacrificado Jesucristo.
San Ambrosio, Doctor de la Iglesia
Comentario al Evangelio de San Lucas, 1, 95
Reflexión diaria
Haced esto en conmemoración mía.
Concretamente, sin sacerdotes la Iglesia no podría vivir aquella obediencia fundamental que se sitúa en el centro mismo de su existencia y de su misión en la historia, esto es, la obediencia al mandato de Jesús “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes” Mt 28, 19 y “Haced esto en conmemoración mía” Lc 22, 19; cf. 1 Cor 11, 24, o sea, el mandato de anunciar el Evangelio y de renovar cada día el sacrificio de su cuerpo entregado y de su sangre derramada por la vida del mundo.
Beato Juan Pablo II
Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis, n. 1
Reflexión diaria
El cristianismo es una vida entera de donación.
El cristianismo más que una doctrina es una vida, una actitud total del hombre. El cristianismo o es una vida entera de donación, una transubstanciación en Cristo, o es una ridícula parodia que mueve a risa y a desprecio.
San Alberto Hurtado
Reflexión diaria
Antes de la Comunión.
“Antes de la Comunión…, suplica a esta bondadosa Madre que te preste su corazón para recibir en él a su Hijo con sus propias disposiciones”.
San Luis María Grignion de Montfort
Reflexión diaria
No es menos dar a las cosas su propia naturaleza, que cambiársela.
San Ambrosio, obispo de Milán, hablando con claridad sobre la conversión eucarística, dice: “Convenzámonos de que esto no es lo que la naturaleza formó, sino lo que la bendición consagró y que la fuerza de la bendición es mayor que la de la naturaleza, porque con la bendición aun la misma naturaleza se cambia”. Y queriendo confirmar la verdad del misterio, propone muchos ejemplos de milagros narrados en la Escritura, entre los cuales el nacimiento de Jesús de la Virgen María, y luego, volviéndose a la creación concluye: “Por lo tanto, la palabra de Cristo, que ha podido hacer de la nada lo que no existía, ¿no puede acaso cambiar las cosas que ya existen, en lo que no eran? Pues no es menos dar a las cosas su propia naturaleza, que cambiársela”.
San Pablo VI
Mysterium Fidei, n. 6
Reflexión diaria
No es el hombre quien convierte las cosas ofrecidas.
No es el hombre quien convierte las cosas ofrecidas en el cuerpo y sangre de Cristo, sino el mismo Cristo que por nosotros fue crucificado. El sacerdote, figura de Cristo, pronuncia aquellas palabras, pero su virtud y la gracia son de Dios. Esto es mi cuerpo, dice. Y esta palabra transforma las cosas ofrecidas.
San Juan Crisóstomo,Doctor de la Iglesia
De prodit. Iudae hom. 1, 6 PG 49, 380
Reflexión diaria
Padre, que sean uno, como nosotros somos uno.
En la Santa Misa, también nuestra unión de caridad se realiza en el grado más íntimo. La plegaria de Cristo “Padre, que sean uno…, que sean consumados en la unidad” Jn 17,22-23, se realiza en el sacrificio eucarístico.
San Alberto Hurtado
Reflexión diaria
Reparar los desprecios y los sacrilegios
Sobre todo no te olvides en tu comunión de reparar los desprecios y los sacrilegios que cometen los hombres hacia la humanidad sagrada del Hijo de Dios en el sacramento del amor.
San Pío de Pietrelcina
Epis III, 62
Reflexión diaria
Los méritos infinitos de Jesucristo.
En la Santa Misa encontramos el soberano medio de practicar la caridad para con los demás, aplicándoles, no ya nuestros escasos méritos, sino los infinitos de Jesucristo, las inmensas riquezas que a nuestra disposición pone.
San Pedro Julián de Eymard
Reflexión diaria
Esta comida es la Carne y la Sangre del mismo Jesús encarnado.
Porque no los tomamos como pan o bebida comunes, sino que, así como Jesucristo, Nuestro Salvador, se encarnó por virtud del Verbo de Dios para nuestra salvación, del mismo modo nos han enseñado que esta comida, de la cual se alimentan nuestra carne y nuestra sangre, es la Carne y la Sangre del mismo Jesús encarnado, pues en esos alimentos se ha realizado el prodigio mediante la oración que contiene las palabras del mismo Cristo.
San Justino Mártir
Reflexión diaria
Este santo sacrificio es verdaderamente propiciatorio. 3
Según la tradición de los apóstoles, este sacrificio es ofrecido no solamente por los pecados, penas, satisfacciones y demás necesidades de los vivos, sino también por los difuntos en Cristo, cuyos pecados no están cabalmente purgados.
Concilio de Trento
Sess. 22, cap. 2
Reflexión diaria
Este santo sacrificio es verdaderamente propiciatorio. 2
Una sola y una misma es la víctima ofrecida, uno solo y uno mismo el que ahora se ofrece por ministerio de los sacerdotes, y entonces se ofreció a sí mismo sobre la Cruz, no habiendo más diferencia que la del modo de oblación. Mediante este sacrificio incruento se reciben muy copiosamente los frutos de aquel cruento, sin que, por consiguiente, se menoscabe en lo más mínimo el valor de aquél.
Concilio de Trento
Sess. 22, cap. 2