Reflexión diaria
La Eucaristía une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la creación.
La Eucaristía se celebra, en cierto sentido, sobre el altar del mundo. Ella une el cielo y la tierra. Abarca e impregna toda la creación.
El Hijo de Dios se ha hecho hombre, para reconducir todo lo creado, en un supremo acto de alabanza, a Aquél que lo hizo de la nada.
De este modo, Él, el sumo y eterno Sacerdote, entrando en el santuario eterno mediante la sangre de su Cruz, devuelve al Creador y Padre toda la creación redimida. Lo hace a través del ministerio sacerdotal de la Iglesia y para gloria de la Santísima Trinidad.
Verdaderamente, éste es el mysterium fidei que se realiza en la Eucaristía: el mundo nacido de las manos de Dios creador retorna a Él redimido por Cristo.
San Juan Pablo II
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia
Reflexión diaria
Vivamos una vida intensamente eucarística llena de fe, de esperanza y amor verdadero.
“Mira, sacerdote mío, despreocúpate tú de la sugestión del número y preocúpate más de la calidad. Más que llenarme de gente mis iglesias, preocúpate en llenármela de buen olor de Comuniones fervorosas, de adoraciones rendidas, de suspiros de amor, de aspiraciones de esperanza, de inspiraciones de fe, de oraciones bien rezadas, de lágrimas de pecadores, de propósitos eficaces de enmienda, de vida intensamente eucarística.
Déjame a mí multiplicar la gente cuando tú con mi gracia, multipliques la alegría que en mí y en ti ha de producir el olor de esas cosas buenas.
Llena mi templo de olor de cosas buenas y yo te prometo que ese olor se extenderá por las calles y las casas de tu feligresía, y verás cómo la iglesia tuya será pequeña, y tendrás que levantar más iglesias para los que han de venir…
Pero sabe que no puede haber cosas buenas con mi Sagrario cerrado. Mira que hombres y obras que no pasen por el Sagrario abierto, no pueden oler bien y al fin y a la postre olerán a muerto.
Mira que si te duelen las injusticias que padecen los pobres, las penas de los enfermos, los escándalos de los niños…, te debe doler sobre todo dolor el abandono que padezco en el Sagrario, que es la injusticia de más urgente y transcendental reparación y la pena que más enardece y el escándalo que más ruinas trae a las almas…”
San Manuel González; en su libro, “Aunque todos yo no”
Reflexión diaria
Sin la Misa no hay solución para los problemas de la humanidad.
Sin la Misa no hay solución para los problemas del hombre, de la cultura, del progreso, del matrimonio y la familia, de la vida económica, social y política de los individuos y de los pueblos. Sin la Misa no hay solución para los problemas de la falta de pan, de techo y de paz. Las soluciones técnicas de estos problemas están a la vista, al alcance de los hombres y de los pueblos, no la alcanzan por el desorden interior del hombre, por su orgullo, por su soberbia, que sólo puede curar la Pasión de Cristo.
P. Carlos Miguel Buela; “Nuestra Misa”, pág. 99
Reflexión diaria
Jesús quiere encontrar otro cielo en nosotros.
Él no baja del cielo un día y otro día para quedarse en un copón dorado, sino para encontrar otro cielo que le es infinitamente más querido que el primero: el cielo de nuestra alma, creada a su imagen y templo vivo de la adorable Trinidad.
Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz
Reflexión diaria
Dejemos que la verdad de la Eucaristía actúe eficazmente.
Vivir eucarísticamente consiste en dejar que las verdades eucarísticas actúen eficazmente.
Se trata de 3 sencillas verdades:
1. El Salvador está presente en el Santísimo Sacramento;
2. Él renueva diariamente su sacrificio de cruz en el altar;
3. Él quiere unir íntimamente junto consigo cada alma particular en la Santa Comunión.
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) – Conferencia en Espira, Alemania 1930, Congreso Eucarístico Diocesano
Reflexión diaria
Debemos alimentar y aumentar la piedad de todos por la Santa Misa.
Para animar a los católicos a profesar valientemente su fe y a practicar las virtudes cristianas, ningún medio es más eficaz que el que consiste en alimentar y aumentar la piedad del pueblo hacia aquella admirable prenda de amor, lazo de paz y de unidad, que es el sacramento de la Eucaristía.
S.S. León XIII
Reflexión diaria
Tributen los fieles la máxima veneración a la Santísima Eucaristía.
Tributen los fieles la máxima veneración a la Santísima Eucaristía, tomando parte activa en la celebración del Sacrificio augustísimo, recibiendo este sacramento frecuentemente y con mucha devoción, y dándole culto con suma adoración; los pastores de almas, al exponer la doctrina sobre este sacramento, inculquen diligentemente a los fieles esta obligación.
Código de Derecho Canónico, n. 898
Reflexión diaria
¡No se pueden contar los favores que se reciben en la Santa Misa!
Nunca lengua humana puede enumerar los favores que se correlacionan al Sacrificio de la Misa. El pecador se reconcilia con Dios; el hombre justo se hace aún más recto; los pecados son borrados; los vicios eliminados; la virtud y el mérito crecen, y las estratagemas del demonio son frustradas.
San Lorenzo Justino
Reflexión diaria
Participemos en la Santa Misa de principio a fin.
Pedimos vehementemente a los pastores que instruyan a los fieles acerca de la importancia de participar en la Santa Misa entera.
Concilio Vaticano II; Lit. 56
Reflexión diaria
Los bienes de valor infinito de la Santa Misa.
“En la Santa Misa se elevan oraciones por los allí presentes y por todos los que viven en el mundo, especialmente por los creyentes”. (San Ireneo)
“Si supiéramos lo que ganamos con una Santa Misa, nos moriríamos de emoción”. (Santo Cura de Ars)
Reflexión diaria
La Eucaristía infunde en el corazón del hombre el amor sobrenatural.
Cuando tiene a Dios en su pecho, todo el hombre queda armonizado en sí mismo…
En el Divino Sacramento el Señor está sumido en el silencio para escucharnos.
San Juan XXIII
Reflexión diaria
¿Cuáles son los frutos y efectos que recibimos en la Comunión?
F.- La Comunión es prenda de vida eterna.
De acuerdo a las palabras de Cristo en Cafarnaúm, la Eucaristía constituye un adelanto de la bienaventuranza celestial y de la futura resurrección del cuerpo: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna, y yo lo resucitaré, en el último día” (Jn 6, 54; cfr. Dz. 875).
Que es verdaderamente prenda de la gloria futura, lo canta la liturgia: “Oh sagrado banquete, en el que Cristo es nuestra comida, se celebra el memorial de su Pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura” (Himno, O Sacrum Convivium).
“Si la Eucaristía es el memorial de la Pascua del Señor y si por nuestra comunión en el altar somos colmados ‘de gracia y bendición’ (MR, Canon romano, 96: “Supplices te rogamus”), la Eucaristía es también la anticipación de la gloria celestial” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1402).
Reflexión diaria
¿Cuáles son los frutos y efectos que recibimos en la Comunión?
E.- La Unidad del Cuerpo místico: La Eucaristía hace la Iglesia.
Los que reciben la Eucaristía se unen más estrechamente a Cristo. Por ello mismo, Cristo une a todos los fieles en un solo cuerpo: La Iglesia.
La comunión renueva, fortifica, profundiza esta incorporación a la Iglesia realizada ya por el Bautismo. En el Bautismo fuimos llamados a no formar más que un solo cuerpo (cf 1 Co 12, 13).
La Eucaristía realiza esta llamada: “El cáliz de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan” (1 Co 10, 16-17).
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1396
Reflexión diaria
¿Cuáles son los frutos y efectos que recibimos en la Comunión?
D.- La Comunión borra los pecados veniales.
“Como el alimento corporal sirve para restaurar la pérdida de fuerzas, la Eucaristía fortalece la caridad que, en la vida cotidiana, tiende a debilitarse; y esta caridad vivificada borra los pecados veniales (Cf. C.C. de Trento: DS 1638).
Dándose a nosotros, Cristo reaviva nuestro amor y nos hace capaces de romper los lazos desordenados con las criaturas y de arraigarnos en Él”.
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1394.
En la Comunión Jesús es Médico, que suministra el remedio para la enfermedad y fortalece nuestra debilidad, preservándonos de los pecados futuros: por ello el Concilio de Trento llama a la Eucaristía “antídoto”, con el que somos liberados de las culpas cotidianas y somos preservados de los pecados mortales (Dz 875).
Reflexión diaria
¿Cuáles son los frutos y efectos que recibimos en la Comunión?
C.- La Comunión nos separa del pecado.
El Cuerpo de Cristo que recibimos en la comunión es “entregado por nosotros”, y la Sangre que bebemos es “derramada por muchos para el perdón de los pecados”. Por eso la Eucaristía no puede unirnos a Cristo sin purificarnos al mismo tiempo de los pecados cometidos y preservarnos de futuros pecados:
“Cada vez que lo recibimos, anunciamos la muerte del Señor (1 Co 11,26). Si anunciamos la muerte del Señor, anunciamos también el perdón de los pecados. Si cada vez que su Sangre es derramada, lo es para el perdón de los pecados, debo recibirle siempre, para que siempre me perdone los pecados. Yo que peco siempre, debo tener siempre un remedio” (San Ambrosio, Sacr. 4, 28).
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1393