Reflexión diaria
Todas las riquezas del amor que tenía reservadas.
Según el Concilio de Trento, en este don de la Eucaristía quiso Jesucristo como derramar sobre los hombres todas las riquezas del amor que tenía reservadas. Y nota el Apóstol que Jesús quiso hacer este regalo a los hombres en la misma noche en que éstos maquinaban su muerte. San Bernardino de Siena es de la opinión de que Jesucristo, “ardiendo de amor a nosotros y no contento con aprestarse a dar su vida por nuestra salvación, se vio como forzado por el ímpetu del amor a ejecutar antes de morir la obra más estupenda, cual era darnos en alimento su cuerpo”.
San Alfonso María de Ligorio
Práctica del amor a Jesucristo
Reflexión diaria
Pasamos a ser lo que recibimos.
La participación del cuerpo y sangre de Cristo no hace otra cosa sino que pasemos a ser aquello que recibimos.
Lumen Gentium 26
Reflexión diaria
Iimportancia de ofrecer la Santa Misa por los fieles difuntos.
Junto con los Padres sinodales, quisiera recordar a todos los fieles la importancia de la oración de sufragio por los difuntos, y en particular la celebración de santas Misas por ellos, para que, una vez purificados, lleguen a la visión beatífica de Dios.
Instrucción General del Misal Romano n. 32
Reflexión diaria
Ninguna otra obra puede realizarse tan santa y divina como este formidable Misterio.
El hombre no puede realizar una acción más santa, más grande, más sublime que celebrar una Misa, a cuyo respecto el Concilio de Trento dice: “Nosotros debemos confesar que ninguna otra obra puede realizarse tan santa y divina como este formidable Misterio. Dios mismo no puede originar una acción para ser realizada que sea más santa y más grande que la celebración de la Misa”.
S. Alfonso M de Ligorio
La Santa Misa
Reflexión diaria
¿Quién preside la celebración eucarística?
¿Quién preside la celebración eucarística?
En realidad es Cristo mismo quien actúa en cada celebración eucarística. El Obispo y el Presbítero lo representan.
La fe de la Iglesia afirma que el celebrante está ante el altar in persona Christi capitis (latín = en la persona de Cristo cabeza). Esto quiere decir que los sacerdotes no sólo actúan en el lugar de Cristo o por su encargo, sino que, a causa de su consagración, es Cristo quien actúa a través de ellos como cabeza de la Iglesia.
YOUCAT 215
Reflexión diaria
En la Eucaristía la Iglesia se convierte en Iglesia.
La celebración de la Eucaristía es el centro de la comunidad cristiana. En ella la Iglesia se convierte en Iglesia.
No somos Iglesia porque colaboremos a su sostenimiento, porque nos llevemos bien unos con otros o porque casualmente hayamos caído en una comunidad, sino porque en la Eucaristía recibimos el Cuerpo de Cristo y continuamente somos transformados en el Cuerpo de Cristo.
YOUCAT 211
Reflexión diaria
La Eucarístía es la fuente y cima de toda la vida cristiana.
La Eucaristía es el centro misterioso de todos los sacramentos, porque el sacrificio histórico de Jesús en la Cruz se hace presente durante la transubstanciación de un modo oculto e incruento. De este modo la celebración eucarística es la fuente y cima de toda la vida cristiana Concilio Vaticano II, Lumen Gentium [LG 11]. A ella está orientado todo; más allá de ella no hay nada mayor que se pueda alcanzar.
Cuando comemos el pan partido, nos unimos con el amor de Jesús, que entregó por nosotros su cuerpo en la Cruz; cuando bebemos del cáliz, nos unimos con aquel que en su entrega derramó incluso su Sangre.
Nosotros no hemos inventado este rito. Jesús mismo celebró con sus discípulos la Última Cena y anticipó en ella su muerte; se dio a sus discípulos bajo los signos de pan y vino y exhortó a que, desde entonces, y después de su muerte, celebraran la Eucaristía: Haced esto en memoria mía 1 Cor 11,24.
YOUCAT 208
Reflexión diaria
En el domingo celebramos la Resurrección de Jesucristo
El domingo es el centro del tiempo cristiano, porque en el domingo celebramos la Resurrección de Jesucristo y cada domingo es una fiesta de Pascua en pequeño.
YOUCAT 187
Reflexión diaria
Cristo se nos da, para que nos demos a él.
En la Eucaristía Cristo se nos da, para que nos demos a él. Por así decir, extendemos a Cristo un cheque en blanco sobre nuestra vida. De este modo participamos en el sacrificio salvador y transformador de Cristo. Nuestra pequeña vida es elevada al reino de Dios. Dios puede vivir su vida en nuestra vida.
YOUCAT 180
Reflexión diaria
No hay nada mas santo y divino como la Eucaristía.
Necesariamente confesamos que ninguna otra cosa puede haber para el cristiano tan santa, ni tan divina como este tremendo misterio, en que todos los días se ofrece a Dios en sacrificio por los sacerdotes en el altar aquella hostia vivificante por la que fuimos reconciliados con Dios Padre.
Concilio de Trento
Reflexión diaria
Ser transformado en Cristo.
Te rogamos, Padre, que nuestra participación en la mesa de tu Hijo nos santifique, para que como miembros de su Cuerpo nos transformemos en el mismo Cristo a quien recibimos. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
Misal Romano, Oración después de la comunión.
Fiesta de San Agustín, Doctor de la Iglesia
Reflexión diaria
No podemos olvidar a María, Madre y modelo de la Iglesia.
Si queremos descubrir en toda su riqueza la relación íntima que une Iglesia y Eucaristía, no podemos olvidar a María, Madre y modelo de la Iglesia.
San Juan Pablo II
**Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia n. 53*
Reflexión diaria
La Eucaristía es el don más grande que el Señor ha ofrecido a su Esposa.
La Eucaristía es el don más grande que el Señor ha ofrecido a su Esposa, la Iglesia permanente… Es compendio de las palabras, vida y obra de Jesús, ofrecida al Padre por nosotros… Es gloria de su Cuerpo Resucitado… Es fuente, centro y culmen de la vida cristiana.
Concilio Vaticano II
Reflexión diaria
La comunión espiritual.
El santo Concilio de Trento dice que hay tres clases de Comunión: la primera meramente sacramental; la segunda puramente espiritual, y la tercera sacramental y espiritual a la vez.
Reflexión diaria
Nuestra existencia: una Santa Misa prolongada.
La Eucaristía es el centro vital del universo, capaz de saciar el hambre de vida y felicidad. “El que me coma vivirá por mí” (Jn 6,57). En este banquete feliz participamos de la Vida Eterna y así nuestra existencia cotidiana se convierte en una Santa Misa prolongada.
Documento de Aparecida 354