Reflexión diaria
Os suplico a todos que tributéis toda reverencia y todo el honor.
Así, pues, besándoos los pies y con la caridad que puedo, os suplico a todos vosotros, hermanos, que tributéis toda reverencia y todo el honor, en fin, cuanto os sea posible, al Santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, en quien todas las cosas que hay en cielos y tierra han sido pacificadas y reconciliadas con el Dios omnipotente.
San Francisco de Asís
Vida Segunda de San Francisco
Beato Tomás de Celano
Reflexión diaria
Oír, por lo menos cada día, a ser posible, una misa.
San Francisco de Asís ardía de amor en sus entrañas hacia el sacramento del cuerpo del Señor, sintiéndose oprimido y anonadado por el estupor al considerar tan estimable dignación y tan ardentísima caridad. Reputaba un grave desprecio no oír, por lo menos cada día, a ser posible, una misa. Comulgaba muchísimas veces, y con tanta devoción, que infundía fervor a los presentes. Sintiendo especial reverencia por el Sacramento, digno de todo respeto, ofrecía el sacrificio de todos sus miembros, y al recibir al Cordero sin mancha, inmolaba el espíritu con aquel sagrado fuego que ardía siempre en el altar de su corazón.
Beato Tomás de Celano
Vida Segunda de San Francisco
Reflexión diaria
Ofrecía el sacrificio de todos los miembros.
San Francisco de Asís comulgaba con frecuencia y con devoción tal, como para infundirla también en los demás. Como tenía en gran reverencia lo que es digno de toda reverencia, ofrecía el sacrificio de todos los miembros, y al recibir al Cordero inmolado, inmolaba también el alma en el fuego que le ardía de continuo en el altar del corazón.
Beato Tomás de Celano
2 Cel 201; cf. LM 9,2