Reflexión diaria
Eucaristía y María
Por lo tanto, Cristo en la Eucaristía es sacrificio, alimento, presencia, y María en la Eucaristía experimenta el sacrificio de su Hijo una vez más, pues cada misa es vivir el Calvario, y María estuvo al pie del Calvario.
P. Antonio Rivero LC
Reflexión diaria
Jesús Eucaristía está aquí escondido.
Jesús Eucaristía está aquí escondido, aún más que en el pesebre, aún más que en el calvario. En el pesebre y en la cruz se escondía solo la divinidad, aquí en la eucaristía también esconde la humanidad. Y sin embargo, desde el fondo del Tabernáculo es la causa primera y principal de todo el bien que se hace en el mundo. Él inspira, conforta, consuela a los misioneros, a los mártires, a las vírgenes. Él quiere estar escondido y hacer el bien a escondidas, en silencio, sin llamar la atención.
P. Antonio Rivero LC
Reflexión diaria
Eucaristía y humildad
La Eucaristía es el sacramento del abajamiento, del ocultamiento. Más no podía bajar Dios. Él, que podría manifestarse en el esplendor de su gloria divina, se hace presente del modo más humilde. Se pone al servicio de la humanidad, siendo Él el Señor.
P. Antonio Rivero LC
Reflexión diaria
Eucaristía y silencio
El mayor milagro se realiza en el silencio de la Eucaristía. Las más íntimas amistades se fraguan en el silencio de la Eucaristía. Las más duras batallas se vencen en el silencio de la Eucaristía, frente al Sagrario.
P. Antonio Rivero LC
Reflexión diaria
En la Comunión tenemos la preparación para el Cielo.
En la Comunión, por tanto, tenemos la preparación para el Cielo. ¡Qué grande será la gracia de morir después de haber recibido el Santo Viático! Poder partir bien reconfortados para este último viaje.
P. Antonio Rivero LC
La Eucaristía, Cap. 33: Eucaristía y Cielo
Reflexión diaria
Al comulgar a Jesús en la Eucaristía recibimos igualmente el Cielo.
Al comulgar a Jesús en la Eucaristía, júbilo y gloria del Paraíso, recibimos igualmente el Cielo. Se nos da para mantener viva en nosotros el recuerdo de la verdadera patria y no desfallecer al pensar en ella. Se da y permanece corporalmente en nuestros corazones en cuanto subsisten las especies sacramentales. Una vez destruidas éstas, vuelve nuevamente al Cielo, pero permanece en nosotros por su gracia y por su presencia amorosa. Nos deja los efectos de su presencia: amor, pureza, fuerza, alegría y gozo.
P. Antonio Rivero LC
La Eucaristía, Cap. 33: Eucaristía y Cielo
Reflexión diaria
La Eucaristía es un Cielo anticipado.
Cristo, como muestra de amor, para sostener esa esperanza del Cielo creó el lindo Cielo eucarístico, pues la Eucaristía es un Cielo anticipado. ¿Acaso en la Eucaristía no viene Jesús, bajando a la tierra y trayéndonos ese Cielo consigo? ¿Acaso donde está Jesús no está el Cielo? Si Jesús está sacramentalmente en la Eucaristía, trae consigo también el Cielo.
P. Antonio Rivero LC
La Eucaristía, Cap. 33: Eucaristía y Cielo
Reflexión diaria
¿Cuáles son los bienes celestes que nos vienen con Jesús, cuando lo recibimos en la Eucaristía? 3
En tercer lugar, el poder. Quien comulga tiene la fuerza divina para enfrentar todos los problemas y situaciones difíciles de aquí abajo. El águila para enseñar a sus crías a volar hasta las alturas les presenta la comida y se coloca arriba de ellos, elevándose siempre más y más a medida que sus crías se acercan, hasta hacerlos subir insensiblemente a los astros.
P. Antonio Rivero LC
La Eucaristía, Cap. 33: Eucaristía y Cielo
Reflexión diaria
¿Cuáles son los bienes celestes que nos vienen con Jesús, cuando lo recibimos en la Eucaristía? 2
En segundo lugar, la felicidad. Nuestra alma, al entrar en el Cielo, se verá en plena posesión de la felicidad del propio Dios, sin miedo a perderla o de verla disminuir. ¿Y en la comunión no recibimos alguna parcelita de esa real felicidad? No nos es dada en su totalidad, pues entonces nos olvidaríamos del Cielo. Pero, ¡cuánta paz, cuánta dulce alegría no acompaña en la comunión! Cuanto más el alma se desapega de las afecciones terrenas, tanto más ha de disfrutar de esa felicidad al punto de que el mismo cuerpo se resiente y desea ya el Cielo. Es aquello de santa Teresa: “Muero porque no muero”.
P. Antonio Rivero LC
La Eucaristía, Cap. 33: Eucaristía y Cielo
Reflexión diaria
¿Cuáles son los bienes celestes que nos vienen con Jesús, cuando lo recibimos en la Eucaristía? 1
En primer lugar, la gloria. Es verdad que la gloria de los Santos es una flor que sólo se abre ante el sol del Paraíso, gloria ésta que no nos es dada en la tierra. Pero recibimos el germen oculto, que la contiene toda entera, como la semilla que contiene la espiga. La Eucaristía deposita en nosotros el fermento de la resurrección, a causa de una gloria especial y más brillante que, sembrada en la carne corruptible, brotará sobre nuestro cuerpo resucitado e inmortal.
P. Antonio Rivero LC
La Eucaristía, Cap. 33: Eucaristía y Cielo