Reflexión diaria
¡Cuánto respeto deberíamos tener a ese grande Sacramento!
¡Oh, amor tierno y generoso de un Dios para con tan viles criaturas como nosotros, que tan indignos somos de su predilección!, ¡cuánto respeto deberíamos tener a ese grande Sacramento, en el que un Dios hecho hombre se muestra presente cada día en nuestros altares!
San Juan María Vianney
Reflexión diaria
Nosotros le poseemos en cada parroquia.
Más dichosos que los santos del Antiguo Testamento, no solamente poseemos a Dios por la grandeza de su inmensidad, en virtud de la cual se halla en todas partes, sino que le tenemos con nosotros como estuvo en el seno de María durante nueve meses, como estuvo en la cruz. Mas afortunados aun que los primeros cristianos, quienes hacían cincuenta o sesenta leguas de camino para tener la dicha de verle; nosotros le poseemos en cada parroquia, cada parroquia puede gozar a su gusto de tan dulce compañía. ¡Oh, pueblo feliz!
San Juan María Vianney
Reflexión diaria
Hoy le tenemos nosotros en todos los lugares de la tierra.
Más afortunados que aquellos que vivieron mientras estuvo en este mundo, cuando no habitaba mas que en un lugar, cuando debían andarse algunas horas para tener la dicha de verle; hoy le tenemos nosotros en todos los lugares de la tierra, y así ocurrirá, según nos esta prometido, hasta el fin del mundo.
San Juan María Vianney
Reflexión diaria
A fin de que podamos hallarle cuantas veces lo deseemos.
Quiere Él, para el bien de las criaturas, que su cuerpo, su alma y su divinidad se hallen en todos los rincones del mundo, a fin de que podamos hallarle cuantas veces lo deseemos, y así en El hallemos toda suerte de dicha y felicidad. Si sufrimos penas y disgustos, El nos alivia y nos consuela. Si caemos enfermos, o bien sera nuestro remedio, o bien nos dará fuerzas para sufrir, a fin de que merezcamos el cielo. Si nos hacen la guerra el demonio y las pasiones, nos dará armas para luchar, para resistir y para alcanzar victoria. Si somos pobres, nos enriquecerá con toda suerte de bienes en el tiempo y en la eternidad.
San Juan María Vianney
Reflexión diaria
Para atravesar el desierto de la vida.
La grande desgracia es que se descuida el acudir a este alimento divino para atravesar el desierto de la vida. Es como morir de hambre al lado de una mesa bien servida.
San Juan María Vianney
Santo Cura de Ars
Reflexión diaria
La Santa Misa alegra toda la corte celestial.
La Santa Misa alegra toda la corte celestial, alivia a las pobres almas del purgatorio, atrae sobre la tierra toda suerte de bendiciones y da más gloria a Dios que todos los sufrimientos de los mártires juntos, que las penitencias de todos los solitarios, que todas las lágrimas por ellos derramadas desde el principio del mundo y que todo lo que hagan hasta el fin de los siglos.
San Juan María Vianney, Santo Cura de Ars
Sermón sobre la Santa Misa
Reflexión diaria
Cada Misa tiene un valor infinito.
Cada Misa tiene un valor infinito, inmenso, que nosotros no podemos comprender del todo: alegra toda la corte celestial, alivia a las pobres almas del purgatorio, atrae sobre la tierra toda suerte de bendiciones, y da más gloria a Dios que todos los sufrimientos de los mártires juntos, que las penitencias de todos los santos, que todas las lágrimas por ellos derramadas desde el principio del mundo y todo lo que hagan hasta el fin de los siglos.
San Juan María Vianney; Sermón sobre la Santa Misa
Reflexión diaria
Esforcémonos por ir diariamente a la Santa Misa.
Si supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella.
Santo Cura de Ars
Reflexión diaria
Será necesaria la eternidad para dar gracias.
Sería necesaria una eternidad para prepararse a celebrar la Santa Misa, y será necesaria la eternidad para dar gracias, porque es el Santo Sacrificio.
San Juan María Vianney
Santo Cura de Ars
Reflexión diaria
Cada Santa Misa tiene un valor infinito.
Cada Santa Misa tiene un valor infinito, inmenso, que nosotros no podemos comprender del todo: alegra a toda la corte celestial, alivia a las pobres almas del purgatorio, atrae sobre la tierra toda suerte de bendiciones, y da más gloria a Dios que todos los sufrimientos de los mártires juntos, que las penitencias de todos los santos, que todas las lágrimas por ellos derramadas desde el principio del mundo y todo lo que hagan hasta el fin de los siglos.
San Juan María Vianney
Santo Cura de Ars
Sermón sobre la Santa Misa
Reflexión diaria
Te ofrezco a tu Hijo, con todos los méritos de su Pasión y Muerte.
Un día durante un sermón, el Santo Cura de Ars dijo un ejemplo de un sacerdote que al celebrar una Santa Misa por su amigo muerto, después de la Consagración oró de la manera siguiente: “Eterno y Santo Padre, vamos haciendo un cambio. Tú posees el alma de mi amigo en el Purgatorio; yo tengo el Cuerpo de tu Hijo en mis manos. Libérame tú a mi amigo, y yo te ofrezco a tu Hijo, con todos los méritos de su Pasión y Muerte”.
Reflexión diaria
La Santa Misa alegra toda la corte celestial.
La Santa Misa alegra toda la corte celestial, alivia a las pobres almas del purgatorio, atrae sobre la tierra toda suerte de bendiciones y da más gloria a Dios que todos los sufrimientos de los mártires juntos, que las penitencias de todos los solitarios, que todas las lágrimas por ellos derramadas desde el principio del mundo y que todo lo que hagan hasta el fin de los siglos.
San Juan María Vianney, Santo Cura de Ars
Sermón sobre la Santa Misa
Reflexión diaria
El sacerdocio y la Eucaritía.
Si no hubiera el Sacramento del Orden no tendríamos el Sacramento de la Eucaristía.
San Juan María Vianney
Reflexión diaria
Como un soplo de viento en una brasa que está a punto de extinguirse.
Una Comunión espiritual actúa en el alma como un soplo de viento en una brasa que está a punto de extinguirse. Cada vez que sientas que tu amor por Dios se está enfriando, rápidamente haz una Comunión espiritual.
San Juan María Vianney, el Cura de Ars
Reflexión diaria
Esforcémonos por ir diariamente a la Santa Misa.
Si supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella.
Santo Cura de Ars